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Capítulo 22: ¡A veces no entiendo a esta gente! [1]

El Señor Barrera charlaba animadamente con el Señor Salazar, que se había convertido en un cercano amigo desde que se conocieron, hasta que alguien llamo a la puerta, educadamente el Señor Salazar dijo:

- Adelante.

Sam Berreta se dio la vuelta para ver quién era el visitante, sus agudos ojos se encontraron con la frágil imagen de su guionista preferida, ella había logrado ganarse su respeto, por lo que verla tan débil provocó que tuviera un leve dolor de cabeza. Santiago Salazar inmediatamente se levantó de su silla y ayudo a llevarla junto al Señor Barrera, diciendo:

- Señorita Díaz, usted debería estar descansando en este momento, no se ve muy recuperada, ¿qué la trae por aquí?

- Insistió en venir, no pude oponerme - intervino Carol mirando falsamente enojada a Marta.

- Señorita Carol, aunque lo intentará, su hermana es realmente terca - respondió el Señor Salazar con una sonrisa divertida en su rostro.

- Tiene razón... - respondió Carol bostezando deliberadamente, luego *dándose cuenta* de la presencia del Señor Barrera dijo inclinándose levemente en señal de respeto:

- Oh... Señor Barrera, me alegra verlo de nuevo.

- El placer es mío, Señorita Carol - después de eso se giró hacia la mujer en la silla de ruedas y preguntó - ¿cómo se siente, Señorita Díaz?

- Algo agotada, pero mejor que el lunes, Señor Barrera - respondió Marta con una voz lastimera, como si de verdad se sintiera cansada y adolorida.

- Si ese es el caso, usted debería estar en casa descansando - respondió Sam Barrera reprendiendola indirectamente.

- Lo sé, pero... - intento decir Marta pero a media frase se detuvo para mirar a Carol, que entendió el objetivo de esa acción, entonces ella interrumpió a su hermana:

- Marta está preocupada por la alfombra roja del viernes, creo que en este estado no podra asistir, de verdad lo sentimos...

- En este momento lo más importante es que la Señorita Marta descanse, ¿no es así Doctora Villarreal? - preguntó el Señor Barrera girándose hacia Patricia que profesionalmente asintió y dijo:

- La Señorita Marta Díaz todavía está muy débil, podría ser peligroso que asista a eventos tan movidos como este y debido a que solo la cuido por el día, tampoco podría decir que pueda acompañarla al evento... Creo que lo más conveniente es que descanse en casa, donde estará más tranquila, la Señorita Carol puede hacerse cargo de sus cuidados en mi ausencia, ¿verdad Señorita Carol?

- Por supuesto, yo cuidaré de mi hermana, por lo que tampoco podría asistir a la ceremonia - respondió Carol agachando su cabeza en señal de disculpa.

- Las retiraré de todas sus obligaciones esta semana y pueden faltar al evento, lo primero es la salud - dijo rápidamente Santiago Salazar, un segundo después Sam Barrera asintió estando totalmente de acuerdo.

La cara de Carol pareció iluminarse de golpe y casi llorando de alegría dijo:

- De verdad gracias Señor Salazar, Señor Barrera... les estamos totalmente agradecidas.

Ambos hombres asintieron sonriendo alegremente a las hermanas Díaz. Las acompañaron a la puerta donde repentinamente el aire se enfrió, Sam miró a Santiago sabiendo exactamente quién había provocado esa sensación, Santiago asintió dándose cuenta de a qué se refería su amigo.

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Carol y Marta sintieron inmediatamente la presencia imponente y distante de su hermano, podrían sentirlo venir a kilómetros de distancia, cuando él estaba presente instantáneamente el aire se congelaba y la gente se agachaba sumisamente, ellas de verdad no sabían que hacer con esta gente, no los entendían, de verdad su hermano no daba tanto miedo pero los demás actuaban como si fuera a destruirlos con una sola mirada, esto a veces enojaba a Carol por otro lado a Marta le divertía y se reía internamente al ver las reacciones de la gente.

Manuel caminaba firmemente por ese amplio pasillo, seguido de cerca por Esteban y con otros hombres a sus espaldas, al ver a sus hermanas y Patricia saliendo de la oficina de Santiago Salazar paro en seco para acercarse a ellas y saludarlas, su voz era distante pero no fría más bien transmitía cierta calidez.

- ¿Qué hacen aquí, Señoritas Díaz?

- ¿No le han enseñado a no meterse en asuntos ajenos, Señor Narváez? - dijo rápidamente Carol con cierta agresividad en su voz, pero guiñando el ojo a su hermano mayor. Todos creyeron que la reacción de Manuel iba a ser agresiva, pero en cambio...

# [1] otro nombre para este capítulo podría ser: "Nadie tiene derecho a meterse conmigo, menos mis consentidas hermanas" ¿qué creen? de verdad a veces no entiendo a estos personajes y ¡se supone que yo les dí vida!

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