El nacimiento del Dragón del Yin y el Yang

—¡Sénior!

Para todos los de la Raza del Fénix, todo lo que acababa de pasar era demasiado sorprendente. ¡Aquel humano ante ellos era incomparablemente valiente en efecto!

¡Y pensar que los genios de la Raza del Dragón Colosal caerían uno tras otro así como así! ¡Incluso el Décimo Príncipe de la Raza del Dragón Colosal había perdido por completo su dignidad y se había inclinado ante ese humano, suplicando piedad! Si no lo hubieran presenciado con sus propios ojos, ¡no habrían creído ese fenómeno si lo hubieran escuchado de otros!

—Muchachos, no me llaméis Sénior. Llamadme Gran Emperador de la Raza Humana —Lin Fan arrojó su túnica y respondió con calma.

¿Sénior? ¡Caramba! ¿Quién demonios iba a saber quién era si solo dijeran esa expresión por ahí? Por supuesto, Gran Emperador de la Raza Humana era mejor.