Sí, te estoy incriminando

Lin Tao sabía que habría un día en que tuviese que dejar la escuela y sería cuando ese hombre de dos metros de altura encontraría a Lin Tao, queriendo que presencie sus puños en acción que eran tan grandes como ollas para cocinar… mientras que él sólo podría reservar una cama cerca de la ventana que tuviese una buena circulación de aire y gran vista en un hospital familiar después de conocer a esos puños.

Por lo tanto, fue aterrorizado profundamente y llevado hacia la azotea del dormitorio con Song Shuhang y Nan Haomeng con una sonrisa de amargura.

En la parte de atrás, a pesar de que muchos de sus compañeros de habitación estaban curiosos, con Nan Haomeng, ese gran cuerpo, por ahí, sus compañeros de habitación no se atrevieron a preguntar mucho, temerosos de verse envueltos en el conflicto de Lin Tao.

A pesar de que tenían la idea de ayudar a Lin Tao, sólo eso estaba allí, pero la fuerza no.

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