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Fantasma en las sombras.

Biên tập viên: Adrastea Works

Un fuerte olor a muerte provenía del rostro podrido de Andre. Un rostro en el cual Lucien aún podía notar el gran miedo y dolor anterior a su muerte.

«Los pandilleros de Aaron están actuando raro últimamente... ¿Tendrá algo que ver con la muerte de Andre?» Lucien no tenía la más mínima idea.

Luego de envolver su mano con un pedazo de tela, él empujó el cuerpo de Andre de vuelta al agua. Esta vez, el cadáver no se enganchó en la red de hierro. La corriente lo llevó directamente al Río Belem, y desapareció.

Lucien se puso de pie y emprendió su camino a la superficie, pero con el fin de evadir a los mendigos, no tomó la misma ruta con la que había venido. Siguiendo el mapa que había dibujado en su biblioteca espiritual, tomó una dirección diferente a veinte metros de distancia del lugar en el que los hombres estaban reunidos. Si el mapa estaba en lo correcto, él pasaría por las ruinas de la guarida de la bruja y regresaría a la superficie dese la misma entrada por la que bajó anteriormente.

Cuando se encontraba a bastantes metros de la esquina, Lucien escuchó sonidos de pasos pesados y se detuvo repentinamente. Las pisadas hacían eco en las alcantarillas; un sonido fuerte y claro. Parecían indicar que un grupo de gente estaba acercándose, y algunos de ellos debían ser bastante grandes.

Lucien miró a su alrededor en silencio. Un instante después, notó que había un hoyo en la pared, lo suficientemente grande para que alguien se escondiera en su interior. Procedió a esconderse allí, poniendo la espalda contra la pared.

Un momento después, aquellos sujetos pasaron caminando directamente a su lado, girando en una esquina que se encontraba unos pasos más adelante. En un lugar tan oscuro como ese, no iban a notar a Lucien escondido en aquel agujero sin revisar atentamente.

—Tiren estos cuerpos al río. Apresúrense —dijo un hombre en voz baja. Sin embargo, estaba hablando sin claridad, como si le faltaran algunos dientes frontales.

Lucien sintió que había escuchado aquella voz en algún lugar anteriormente, pero no podía recordar dónde.

—¿Por qué les tomó tanto tiempo, muchachos? Recuerden, no arruinen el todo el plan —era la voz del hombre mayor de antes.

Luego de unos segundos de silencio, el primer hombre respondió en un tono algo asustado.

—Lo siento... Pero prometo que diez días serán suficientes... Cueste lo que cueste, como dijo Aaron.

Aaron... ¿Rosan Aaron?

En ese momento, Lucien finalmente reconoció la primera voz. Era Jackson, el sujeto que destrozó su cabaña y que, debido a él, ya no era capaz de hablar claramente.

Basándose en su conversación, la suposición de Lucien era que la pandilla de Aaron definitivamente no era una víctima de la herejía, sino más bien un cómplice, y Andre fue asesinado probablemente debido a su desobediencia.

La voz del hombre mayor era realmente desagradable.

—Por favor, dígale al Señor Aaron... Y al otro sujeto, que mientras que no escatimen en sus esfuerzos continuos para ayudarnos a crecer, todos obtendrán recompensas inmensas. Sé que, desde su perspectiva, solo soy un viejo moribundo e inútil, lo que es verdad, pero nosotros solamente somos pequeñas lombrices en la tierra. Nuestros sacerdotes ya son lo suficientemente poderosos para vencer a su obispo. Nosotros no necesitaríamos su ayuda en lo absoluto si no fuera porque debemos mantener esa... Cosa.

—Lo haré—respondió Jackson desanimado.

—Pero... Jackson, no pienso que podamos cumplir sus requerimientos... —dijo otra voz temblorosa.

—Tenemos que asegurarnos de que sean personas que no le importan a nadie. Los indigentes son ideales, pero no podemos encontrar ninguno aquí abajo, aparte de estas personas.

—Es cierto, Jackson. Es demasiado difícil encontrar cincuenta de ellos en diez días —agregó alguien más.

El viejo rió.

—El resto se encuentra al fondo del Río Belem. Las anguilas de allí los limpiarán por nosotros.

—Skar, Aaron nos dijo que lo hagamos cueste lo que cueste. No tenemos que centrarnos necesariamente en vagabundos. Si basta con usar pobres... Aaron será capaz de manejarlo —Una sonrisa fría apareció en el rostro de Jackson.

—¿Ya tienes a alguien en mente, Jackson? —Skar estaba algo sorprendido.

—Sí, lo tengo —Jackson mostró una expresión espantosa.

—Tienen que pagar el precio... Los dos pequeños bastardos, y sus familias.

Lucien se quedó atónito. Su furia estaba quemando su interior. Sabía que Jackson los odiaba, ¡pero jamás esperó que él sería tan cruel e inhumano como para planear la muerte de la familia entera!

Pero, gracias a Dios, Lucien estaba allí y se enteró de dicho plan.

«Debo resolver el problema aquí y ahora.» El plan de matarlos a todos en las cloacas surgió en su mente. Él no podía dejarlos regresar a la superficie, o ya no sería capaz de proteger a la familia de John.

Lucien debía matarlos a todos. Así, podría contarle a John sobre la herejía y nadie sabría lo que pasó allí abajo.

Muchos pensamientos pasaron volando por su mente. Lucien llevó la mano a su bolsillo y se aseguró de que todos los materiales mágicos estaban en posición. Cuidadosamente, salió del hoyo arrastrándose y se acercó a la esquina.

Ellos eran nueve personas. Pero Lucien no tenía opción. Mantenerse calmado era su arma más importante y poderosa.

...

Luego de lanzar el último saco al agua, Skar le dio un toque a la bolsa de cadáveres con un palo largo, con miedo. A pesar de ser pandilleros, sacarle el corazón a gente aún viva era demasiado para ellos, y también creían en el Dios de la Verdad. Por eso, rezaban mentalmente, rogando por perdón.

—Jackson, ya no queda ninguna bolsa —mientras miraba con cautela al extraño viejo, Skar hizo una petición cautelosa—. Es mejor que nos vayamos ahora... Escuché que hay muchos zombies acuáticos en el Río Belem.

Jackson se giró hacia el viejo.

—¿Tiene eso algo que ver con los cuerpos que tiramos? Nunca antes he escuchado de la existencia de zombies en el río —el viejo negó con la cabeza—. Nosotros no queremos meternos en problemas ya que aún no somos lo suficientemente fuertes. Aalto era la ciudad central del anterior imperio mágico. Tal vez, alguna clase de poder mortífero fue sellado en lo profundo del río, y ahora ese sello ya no hace efecto.

—De acuerdo —cuando Jackson se disponía a irse junto a sus hombres, vio la expresión aterrorizada de Skar. Al mismo tiempo, escuchó un murmullo ténue y extraño de fondo, parecido a un hechizo...

A veinte metros de ellos, había una oscura sombra humanoide de pie. La mitad de su cuerpo y su rostro estaban escondidos en la oscuridad. En medio del resplandor producido por el musgo, la misteriosa sombra resultaba aún más extraña y aterrorizante.

—¡Fa... Fantasma! —gritó Skar a pleno pulmón. Al encontrarse envuelto en esto, su consciencia era torturada por el temor a que la gente que mataron volviera y buscara venganza. Cuando cerró sus ojos, los corazones calientes y sangrientos que tomaron de los pechos de esas personas cuando aún estaban vivas seguían latiendo en su mente.

Un gran temor se apoderó de él. Skar se volvió incapaz de moverse en lo absoluto.

El fantasma levantó su mano derecha, y alguna clase de polvo brillante calló a través de sus dedos. Jackson y el viejo empezaron a correr tan pronto como vieron el fantasma, pero, inesperadamente, fueron devorados por una completa oscuridad.

El resplandor del musgo desapareció. La oscuridad se propagó rápidamente, como la tinta al derramarse un tintero, y la luz no fue capaz de penetrarla.

Ellos no podían ver nada. A excepción del viejo, todos empuñaron desesperadamente sus dagas, intentando mantener a raya al sanguinario fantasma.

La tubería era angosta. Ellos se hirieron los unos a los otros por accidente, y algunos empezaron a gritar de dolor. Sin embargo, el miedo y el pánico no les fue de ayuda en lo más mínimo.

Oscuridad, un hechizo de aprendiz. Podía bloquear toda clase de luz natural en un área no mayor de seis por seis metros, envolviéndolo todo en una completa oscuridad... Por ahora, como aprendiz, Lucien podía mantener dicho hechizo por un minuto.

—¡Idiotas! ¡Cálmense! ¡Paren! —A pesar de no poder lanzar ni un solo hechizo, el viejo escuchó a los sacerdotes hablar sobre diversas clases de magia anteriormente.

—¡Auch! —Sin embargo, antes de poder dar alguna orden, la daga de Jackson lo cortó.

En un periodo de poco más de diez segundos, dos sujetos fueron apuñalados por los caóticos ataques con dagas, y cayeron al suelo. Los demás también fueron heridos hasta cierto grado. Controlados por un terrible miedo, Skar y otros tres hombres comenzaron a correr hacia atrás. En medio de la oscuridad, dos de ellos cayeron al río como los sacos de cadáveres, mientras que el viejo, Jackson y otro matón empezaron a correr hacia la sombra.

En aquel momento, la extraña voz lanzadora de hechizos volvió a escucharse.

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