Al darse cuenta en dónde estaban, se congelaron en el acto.
Estaban en el puerto…
¿Realmente Li Dongqiang iba a seguir las instrucciones del niño al pie de la letra y alimentar a los tiburones con ellas?
―¿Tienes unas últimas palabras que decir?
El hombre la miró con simpatía. Después de todo, desde que ella estaba en la secundaria que los había seguido e inevitablemente había dado lugar a que se "formaran vínculos de compañeros de juego" con ella.
Ese fue un raro momento de bondad de su parte.
Ella sacudió su pálida cara; ¡no quería morir!
No obstante, él lo interpretó como que ella no tenía palabras de despedida y le señaló con los ojos a los hombres que estaban a su lado.
―¡Recuerden hacer un trabajo limpio!
―¡Entendido hermano Qiang!
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