La actividad a la que Li Sicheng se refería era realmente muy divertida. Con su cola de caballo moviéndose con soltura en el viento, Su Qianci miró hacia abajo. De pie junto a la puerta de la cabina, Su Qianci sintió que todo su cuerpo estaba temblando. Pero, la emoción era fascinante.
—¿Caeremos y moriremos?
Li Sicheng frunció los labios y respondió con calma:
—No lo harás. Me aseguraré de aterrizar de pie.
Un miembro del personal preguntó:
—¿Estás lista?
—¡Sí!
—Una chica valiente. ¡Proteja a la dama, señor!
Li Sicheng vio la mirada de Su Qianci tan emocionada y nerviosa, sintió que su corazón se estaba derritiendo y asintió.
—Estoy tan asustada... ¡Esto es tan emocionante, Sr. Li!
—¿Cómo me llamaste?
—Querido... ¡Ahhhh!
Gritando a todo pulmón, Su Qianci ni siquiera se atrevió a abrir los ojos. La caída era tan aterradora que estaba temblando.
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