Metzel estaba exhausto.
La espada nunca le había pesado tanto, y todo lo que cortaba le hacía sentir que estaba usando su fuerza restante. Ya no podía diferenciar a sus compañeros de los enemigos. Blandió su espada reflexivamente hacia la figura negra que tenía en frente, y esa fue su única medida para lidiar con la situación. Metzel ahuyentaba a los enemigos con sus llamas sagradas mientras que sus compañeros eran responsables de aniquilar a las criaturas que atravesaban la barrera de fuego plateado y blanco. Pero ¿cuánto podrían aguantar haciendo esto? Metzel no sabía y no podía hacerse una idea del tiempo que pasaba. ¿Pasó un segundo, un minuto o una hora? Estas preguntas perdieron sentido para Metzel. Inicialmente, los mercenarios pensaron que esta sería la única ola de criaturas no muertas y que estarían bien después de deshacerse de ellos. Pero los infinitos ataques los habían debilitado mental y físicamente.
Hỗ trợ các tác giả và dịch giả yêu thích của bạn trong webnovel.com