Heidi se alegró de que Nicholas no cuestionara su decisión, y súplica, de no ir a ver a su familia. No había tenido la intención decirlo, al menos no en voz alta, pero antes de que pudiera pensarlo claramente, sus palabras habían salido volando fuera de su mente nublada. Ella quería contarle, compartir cosas que la habían estado molestando, pero estaba asustada por el resultado. Sólo porque el Señor le había dicho que le gustaba es que ella no quería tomar ningún riesgo. Al mismo tiempo, ella quería decírselo, tratando de juntar el valor dentro de ella para hablar al respecto.
Mordiéndose el labio inferior, se preparó para contarle el plan del Duque. Con cada segundo que pasaba, se decía a sí misma que debía abrir la boca para hablar con él, pero no podía. La tensión en su mente se acumuló tanto que podía sentir su cabeza palpitar de dolor. Tal vez no hoy, y se calmó. Lo haría mañana.
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