Había muchos huesos y trapos sucios con manchas de sangre en el piso del autobús junto a ellos. Unos cuantos cráneos blancos todavía rodaban debido a la colisión y les hizo sentir como si estuvieran vagando en el infierno.
Goteaba agua y el autobús estaba impregnado de un penetrante olor a orina. Una rata saltó al autobús a su lado y caminó hacia Luo Yuan. Los que estaban sentados en frente empezaron a moverse hacia atrás.
—¡Consigan algunas armas, no creo que no las podamos derrotar! —gritó un hombre de aspecto feroz, poniéndose de pie. Miró dentro del autobús, caminó hacia el frente y agarró el hacha contra incendios. Otros hombres encontraron algunas herramientas cerca del asiento del conductor, una llave inglesa, un martillo y una barra de hierro.
La rata se escurrió a través de las parrillas rotas y saltó sobre el tablero del autobús. Algunas mujeres gritaron y algunos hombres sin pensarlo tragaron saliva y se miraron entre sí. No podían moverse. La rata no atacó inmediatamente pero hacía ruido.
—¡Golpéala! ¡Está llamando a sus amigos! —Gritó el anciano.
Todo el mundo estaba asustado. El tipo con el hacha miró a los que tenían armas y dijo:
—Vamos a luchar, ya no tenemos opción, de lo contrario todo el mundo va a morir.
—Bien, ¡vamos!
—¡Me las llevaré conmigo si tengo que morir!
Todos intentaban darse coraje. El tipo con el hacha gritó en voz alta y caminó hacia la rata. La rata chilló y corrió rápidamente hacia el otro autobús, desapareciendo de la vista.
¡Todos aplaudieron la victoria! Sin embargo, no duró más de treinta segundos. Más ratas entraban al autobús y poco a poco la cabina se volvió muy oscura. Luo Yuan percibió el peligro y rápidamente sacó su Zhanmadao y se puso de pie. Levantó a Zhao Yali y le susurró:
—Sígueme.
—No tengo mi equipaje —dijo Zhao Yali.
—Olvídalo. Toma mi mano ahora, tenemos que irnos, ¡esto es muy peligroso! —Exclamó Luo Yuan.
—Bien, bien —había perdido la razón y solo podía seguirlo.
—Confía en mí, yo te protegeré. ¿Recuerdas que te dije que aprendí artes marciales? —Luo Yuan trató de confortarla. La tomó de la mano y caminó la cabina. Luo Yuan no sería capaz de utilizar sus habilidades en un espacio tan pequeño una vez que las ratas precipitaran sobre el autobús, los otros pasajeros solo le estorbaría. Apretó el interruptor para abrir la puerta.
¡Shhhhhh!
La puerta se abrió lentamente.
—¿Qué quieres hacer? —Preguntó un chico gritando como loco —. ¿Quieres matarte? ¡Cierra la puerta! ¡Apúrate! —Todo el mundo estaba asustado y enojado con Luo Yuan.
Luo Yuan no mostró expresión alguna, pero blandió su espada y dijo fríamente:
—La espada no tiene ojos, no quiero herir a ninguno de ustedes, así que por favor no me obligues a hacerlo. Espero que puedas ceder, tenemos que irnos ahora.
Algunos hombres trataron de detenerlo por la fuerza, pero rápidamente pensaron mejor y retrocedieron.
—¡Vamos! —Luo Yuan escapó rápidamente con Zhao Yali y corrió hacia la salida. La puerta del autobús se cerró inmediatamente una vez que salieron.
Luo Yuan echó un rápido vistazo alrededor y se dio cuenta de que era mejor de lo que imaginaba, solo había cinco ratas un poco lejos delante en la carretera, el resto había desaparecido. Seguramente estaban todas dentro del autobús del que acababan de escapar. Se sintió aliviado por un segundo, rápidamente huyó con Zhao Yali. Pronto, las ratas se dieron cuenta y empezaron a correr.
—¡Yuan! —Gritó Zhao Yali.
—¡No tengas miedo! ¡Sigue corriendo! —dijo Luo Yuan con calma, mirando a las ratas mutantes que se acercaban. De repente, las ratas dejaron de perseguirlos, parecía que tenían miedo.
Las ratas empezaron a retroceder lentamente cuando Luo Yuan caminó hacia ellas. "¿Qué está pasando?", se preguntó Luo Yuan, entonces recordó que el chaleco antibalas de piel de serpiente tenía el efecto de aterrorizar a ratas y sapos. Sin embargo, no parecía tener mucho efecto sobre los animales mutantes, poco tiempo después, las ratas superaron su fobia y continuaron persiguiéndolos.
¡Se estaban acercando! ¡Diez metros! ¡Cinco metros! ¡Tres metros! ¡Estaba muy cerca!
De repente, Luo Yuan soltó la mano de Zhao Yali. Se inclinó y aumentó su velocidad. La Zhanmadao brillaba a la luz del sol.
Dos cabezas de ratas mutantes volaron por el aire, su sangre se derramó en el suelo. Luego giró su espada y mató a otra rata que había intentado saltar sobre él, logró esquivar la sangre que brotó de ella.
Simplemente blandió su espada y el abdomen de una de las ratas se abrió. Luo Yuan era bueno usando la espada y las ratas morían antes de poder acercársele.
Zhao Yali se sorprendió por lo que veía, no lo imaginaba incluso sabiendo que Luo Yuan había aprendido artes marciales.
Las ratas muertas yacían en el suelo. Muchos gritos se oían del autobús detrás de ellos y podían verlo tambalearse vigorosamente, por momentos también podían ver sangre salpicando desde ventanas.
Luo Yuan volvió la cabeza tras mirar unos segundos:
—Tenemos que irnos lo antes posible. Estaremos en un gran problema cuando las ratas hayan ganado el autobús, ¡vendrán por nosotros!
Zhao Yali se volvió y miró el autobús. Se cubrió la boca con una expresión empática y preguntó:
—¿Van a morir?
—Ni lo pienses, es demasiado tarde para que podamos regresar —Luo Yuan suspiró. Podría considerar ayudarlos si estaba solo, estaba con Zhao Yali y su seguridad debía ser su prioridad.
Zhao Yali asintió con la cabeza y le agarró la mano con fuerza, siguieron avanzando. Afortunadamente, no encontraron muchas ratas a lo largo del viaje después de eso. Quizás, todas se estaban dando un festín en el autobús o habían sido asesinadas por las bombas.
No se toparon con ningún grupo grande de ratas mutantes en el camino, Luo Yuan logró matar fácilmente a los pocos animales que se toparon.
El paso de la montaña estaba a solo cuatro kilómetros de distancia, habían llegado a la mitad del camino. Les tomó cerca de media hora corriendo poder alejarse del "camino del infierno".
La autopista estaba muy tranquila, no se veía pasar una sola persona, ni carro. Los árboles a ambos lados de la carretera habían sido cortados, ni las tierras de cultivo cercanas habían logrado escapar del fuego.
El Sol estaba bajando, Luo Yuan se dio la vuelta para preguntarle a Zhao Yali:
—¿Buscamos un lugar para quedarnos esta noche? El cielo se oscurece y se volverá más peligroso una vez que llegue la noche —Zhao Yali asintió con la cabeza, agarrada con fuerza de su brazo.
—¿Hay algún hotel cerca? —Preguntó Luo Yuan.
—No tengo idea, hace mucho que no vengo —dijo, tratando hurgar en su memoria.
—Vayamos a esa aldea adelante, entonces —sugirió Luo Yuan, mirando hacia un lugar de donde salía humo.
—Es la aldea Choo, pero no conozco a nadie de ahí—dijo Zhao Yali.
—Vamos a verificar, entonces —Respondió Luo Yuan.
De repente, sonó el teléfono de Zhao Yali, contestó.
—Hola mamá, ¿necesitas algo? Oh, no creo que podamos regresar esta noche, el autobús pinchó un neumático. Creo que tenemos que pasar la noche en la ciudad, volveremos mañana —las mejillas de Zhao Yali de repente se tornaron rojas, se volvió para evitar enfrentarse a Luo Yuan y dijo —: Está bien, se quedará en otra habitación muy lejos de la mía. Sí, mamá, entiendo, ya no soy una niña. Gracias, mamá, nos vemos mañana.
Zhao Yali trató de calmarse y caminó cerca de Luo Yuan. Ya no lo tomaba del brazo, sino que mantenía distancia. Luo Yuan definitivamente sabía a qué se refería el contenido de la llamada telefónica. Comprendió que todos los padres se preocupan por la seguridad de sus hijas.
La aldea Choo no era grande, su población era de aproximadamente 500 familias.
Estaba cerca de una zona industrial lo que ayudaba a aumentar la población, tanto como los ingresos. La calle principal del pueblo se convirtió en una calle comercial llenas de tiendas. Pronto, sería un lugar bien desarrollado y próspero, aunque ahora estaba casi vacío, la mayoría de las tiendas estaban cerradas.
Luo Yuan y Zhao Yali no pudieron encontrar un solo hotel después haber caminado por un largo tiempo. Como el cielo se volvía cada vez más oscuro, acordaron llamar a la puerta de una casa de dos pisos. Después de unos minutos, la puerta se abrió.
Detrás apareció un hombre flaco que parecía tener alrededor de 50 años. Dejó que la puerta se abriera solo un poco y los espió con todo su cuerpo presionado contra ella. Estaba dispuesto a cerrarla cuando creyera necesario.
—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó en su dialecto local.
Luo Yuan pidió a Zhao Yali hablara con el hombre flaco moviendo los ojos y las cejas como si no pudiera entender lo que acababa de decir.
Zhao Yali respondió en el dialecto local también.
—Hola, somos de la aldea Zhao, ya deberíamos haber llegado a casa ahora, pero el autobús pinchó un neumático. ¿Cree que sería posible que nos quedáramos en su casa solo por una noche? Nos iremos mañana mismo.
—¡De ninguna manera! Por favor vayan a otro lugar, ¡no tenemos espacio! —El hombre flaco se sintió aliviado al descubrir que eran de la aldea cercana, sin embargo, lo que Zhao Yali había dicho no fue lo suficientemente convincente. Recientemente varios crímenes habían ocurrido en la aldea Choo y el hombre no quería correr el riesgo.
Zhao Yali quería seguir hablando pero Luo Yuan la detuvo. Sacó su billetera y tomó tres billetes que eran de 100 Yuanes.
—¿Qué tal 300 Yuanes por noche, cena incluida?, debe saber que no somos malas personas.
El hombre flaco miró tanto a Luo Yuan como a Zhao Yali. "La chica parece cortés y amable, aunque muy ansiosa. El chico parece tranquilo y justo, además sus ojos son claros, no deben ser malos", pensó.
Miró los billetes en la mano de Luo Yuan y parecía estar interesado en el trato. Cambió su acento y habló en mandarín
—500 Yuanes por noche. Adelante, por favor, si están de acuerdo, de lo contrario, por favor, ¡váyanse!
Luo Yuan estaba contento con la contraoferta y dijo:
—¡Trato hecho! —Luego sacó otros dos billetes de 100 y lo pasó al hombre flaco. Él tomó el dinero y comenzó a contar. Finalmente, se sintió aliviado y abrió la puerta —. ¡Adelante! —Dijo.