Era un par de ojos tristes y profundos. Sus ojos negros eran como el cielo nocturno, como si les faltara y ansiaran algo.
Cuando la Hija Santa Zi Yun vio esos ojos sintió como si hubiera recibido un shock eléctrico. La electricidad recorría su cuerpo, haciéndola sentir cosquilleos y entumecimiento.
El brillante y liso cabello negro pasó frente a su rostro, que era muy apuesto y carismático. La postura perezosa y desanimada junto a los oscuros círculos bajo sus ojos lo hacía ver adorable y encantador. Era muy atractivo en todos los aspectos.
—Tú... —La Santa Hija Zi Yun separó sus labios rojos. Sus mejillas se sonrojaron, haciendo que su rostro pareciera tímido, y un poco borroso.
Los ojos de Er Ha el Rey del Inframundo estaban abiertos a la mitad, como si siguiera medio dormido. Se veía muy frágil con los círculos oscuros expandiéndose bajo sus ojos.
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