Al ver la mirada agitada de Qiuniu, Yi Yun se sintió exasperado. Nunca se imaginó que a este sinvergüenza le gustara emocionarse con de esa forma.
Aunque era cierto, escoger una técnica mística que ni los Sabios no podían dominar sonaba un poco ridículo...
—Yi Yun, ¿por qué elegiste esa técnica mística?
Chu Xiaoran lo encontró incomprensible. Yi Yun tenía un talento sobresaliente en Tótems de Aspecto. Estando en el reino de Sangre Púrpura, era tan bueno, o quizás mejor que los Señores Humanos en la condensación de marcas de bestias.
Pero eso solo era cuando se comparaba con los Señores Humanos.
Los verdaderos Sabios podrían matar incluso a las bestias desoladas más fuertes y las marcas de bestias que condensaban eran mucho más hermosas.
Además, ellos tenían un poder del alma más fuerte. Acompañados de su experiencia, sus conocimientos sobre las leyes y sus técnicas místicas, dejaban a Yi Yun muy atras.
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