—Las únicas cosas que alarmaron al continente fueron las cuestiones en el
norte y el desierto occidental. Los demás son problemas menores... —Xena se
detuvo en ese punto; sus hermosos ojos miraron a Leylin—. Pero, por
supuesto, si alguna noticia sobre usted se filtrara, mi Señor, eso provocaría una
nueva tormenta...
¡En realidad esas dos cosas tienen algo que ver conmigo! pensó Leylin
mientras se frotaba la nariz, pero no planeaba confesar nada.
Xena bajó la voz y le dijo a Leylin en el oído: —El nacimiento de un nuevo
semidios y la conquista de más de un millón de nativos con solo 5000 piratas...
Cualquiera de esos eventos podría sorprender al continente o incluso afectar
los planes exteriores...
—Preferiría que no por ahora. No quiero llamar la atención de la iglesia de
Helm —Leylin la detuvo con firmeza, pero eso solo provocó una mirada astuta
en los ojos de Xena.
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