—¿Quién te dijo eso? —respondió Huo Mian con calma, sin siquiera mirarla mientras sostenía el tubo.
—Eso no importa, ¿es verdad?
—¿Por qué iría a responderte? No somos amigas… Eres graciosa.
—Por supuesto, nunca fuimos amigas, solo tenemos esta rivalidad amorosa.
Huo Mian levantó su rostro y observó a Liu Siying.
—Corrección, tenemos rivalidad, sí. ¿Amorosa? No. Nunca fuiste competencia para mí, ya que Qin Chu nunca se fijó en ti.
—Vamos a estar juntos, ya lo verás —dijo ella, apretando sus dientes.
—¿En verdad? Buena suerte —dijo Huo Mian, y luego saco la aguja y le advirtió—. Deberías mantenerlo presionado, de lo contrario se hinchara.
—¿Hiciste esto a propósito? —preguntó Liu Siying sintiéndose atacada.
—Por supuesto que no, si lo hubiese hecho ni siquiera hubiera encontrado tu vena en el primer intento. Te clavaria una y otra vez hasta destruir tu brazo.
—Eres una perra cruel —le insultó Liu Siying.
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