—Ministro Naka, podemos saltarnos la charla. La supervivencia de mi esposa es incierta en este momento. Necesito urgentemente que me preste una unidad de su tropa del ejército. —Lu Tingxiao se veía pedregoso como siempre, pero al mirarlo más de cerca, se notaba una aterradora corriente subterránea en sus ojos.
—Bueno… Sr. Lu, creo que todos ustedes son muy conscientes de que la actual situación de guerra en Estados Unidos es tensa. Si quiere una tropa... —El Ministro Naka parecía que quería decir algo, pero se detuvo.
—¿Qué quiere decir, ministro Naka? —Lu Tingxiao miró significativamente al anciano.
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