Las llamas brotaban del suelo como monstruosos árboles gigantes. Las puntas de las llamas eran las ramas, mientras que las hojas de humo espeso eran las hojas. Estos "árboles" estaban interconectados de tal manera que formaban un vasto dosel negro.
Mientras Thuram caminaba debajo de estos ardientes árboles, sintió que la temperatura a su alrededor aumentaba continuamente. De su frente brotaron gotas de sudor del tamaño de un guisante, mientras sentía que toda su espalda ya se había vuelto pegajosa. Este lugar era un mundo aparte del frío desierto del exterior, todo porque los vientos fríos de los Meses de los Demonios no tenían forma de invadir el área central de la Madre Tierra.
—Es por eso que se llama la Tierra de Fuego... —La Dama Divina de cabello dorado miró a su alrededor con curiosidad —. Nunca pensé que habría un lugar tan interesante en la región más al sur.
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