Isabella miró el mapa en silencio por un rato.
—Pero los soldados enloquecidos no son los Guerreros del Castigo de Dios. Aunque las píldoras pueden afectar su determinación, no les dará una resolución inquebrantable. Frente a enemigos verdaderamente aterradores, todavía tendrán miedo y hasta podrían huir, millones de los soldados desertores son suficientes para hacernos caer en polvo.
—Obviamente no será tan sencillo. Sería mejor si el ejército enloquecido se compone principalmente de los creyentes de nivel inferior de la iglesia, y si el Ejército del Juicio fuera el núcleo —dijo Zero volviendo a la ventana —. Y si queremos a estos muchos creyentes, debemos unir a los Cuatro Reinos.
—¿Cuáles son nuestras posibilidades de ganar?
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