Pasó algún tiempo antes de que Sun Qiang se detuviera a regañadientes.
No era que no quisiera seguir jugando con los distintos maestros superiores, pero el zhenqi que el joven maestro había dejado en su cuerpo estaba limitado en primer lugar. No podía malgastarlo todo en juegos triviales; también tenía que guardar algo para los momentos de peligro.
¡Hu hu!
Con Sun Qiang dejando de abusar del zhenqi del Camino al Cielo, Zhan shi y los otros finalmente lograron elevarse de nuevo al cielo. Instintivamente dirigieron sus miradas hacia el gordito que había debajo de ellos: el miedo y el shock se veían reflejados en la profundidad de sus ojos.
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