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NOCHE DE SOLTERIA

A la cuenta de tres, ¡fondo chicas!— Lisa sonrió al escuchar a sus amigas, que reían a

carcajadas y levantaban sus copas al aire, esa noche terminarían más borrachas que nada, pero valía la

pena. Era su despedida de soltera, por fin todos sus sueños se harían realidad.

—Por Lisa y Frank, porque tengan una vida con mucho sexo salvaje.

Todas se soltaron a reír como locas, y ella las observo lentamente a todas, sus tres amigas, Jennie,Jisoo y Rosé

con sus cabellos pelirroja, café claro, rubio rosado y esos ojos color cafés claro con los que a tantos hombres había cautivado, claro

el cuerpazo tenía mucho que ver, parecía modelo de televisión y se dedicaba a atender su pequeña

pastelería en el centro de la ciudad, Maria una linda y simpática morena, con espectaculares curvas que

iban más allá de lo que dictaba la moda, pero ella era feliz y muy guapa, era la clienta número uno de

Jennie y se dedicaba a la publicidad colaborando en una revista muy importante y Adriana una hermosa

trigueña, con su cabello castaño y unos espectaculares ojos color miel, era la más menudita de todos, a

primera vista los hombres pensaban que era una damisela en apuros pero nada más lejos de la realidad,

su amiga era una autentica furia si se lo proponía no por nada era la mejor abogada de la ciudad. Eran

unas auténticas brujas cuando querían, pero también eran las mejores amigas que cualquier chica pudiera

tener. Esa noche estaba celebrando que por fin después de seis años de relación, Frank su novio desde el

instituto estaba dispuesto a comprometerse con ella y formar una familia juntos. En verdad no podía

pedirle más a la vida, estaba tan contenta.

— ¿Sabes qué hora es Lisa?— alzo la mano para observar su reloj haciéndose la tonta, solo

esperaba que sus amigas no contrataran a uno de esos desnudistas para que le hiciera un bailecito — No

seas tonta lisa llego la hora de los regalos.

Bueno la situación comenzaba a ser fabulosa, claro, con lo que ella no contaba es que las alocadas

de sus amigas le regalaran todo un set de artículos sacados directamente de un libro erótico, de esos que

estaban tan de moda, no, si esas mujeres no podían ser normales ¿verdad?, tenían que regalarle, unas

esposas, cuerdas, lencería,<< aunque esta sí que era mona>>, pensó mientras seguía sacando los artículos

de una enorme canasta, encontrándose con un libro del Kama Sutra, correas, ¡por dios! Qué clase de amigas tenía, estaban todas como para mandarlas al psiquiátrico.

—Chicas en serio, parece que no me conocen.