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Capítulo 5: Capricho de Destino.

[12:00 del 4° día. Tiempo hasta el Sorteo de Mundos: 3 días, 12 horas.]

Terminada su charla matutina las Siervas de Afrodita dirigieron al pelinegro hombre a un área de transporte dispuesta en el área central del lujoso Distrito.

Este iba cargado con una mochila con ropa y otros regalos útiles durante su estancia facilitados por la Diosa. Si bien ninguno podría acompañarlo al otro mundo le facilitarían su estancia en el plano actual.

Caminaron, todos con una expresión serena más con pesar en sus almas. El chico, en un intento por amenizar el ambiente fue revisando La Guía y haciendo una que otra consulta a sus escoltas.

"Tienes que seleccionar el Distrito Marcial, hay varios Dioses de gran poder dedicados a Artes de Espada, entre ellos, el viejo Ares es un conocido de nuestra señora. También hay otras Facciones, las Orientales, Europeas y un par de escuelas recientes que te podrían interesar." Dijo Lisa con melancolía. 

El Chico asintió.

"En su momento estaban escuelas de dioses menores bajo el amparo de Hachiman cómo Yoshioka Kenpo, Yagyū Munenori, Sasaki Ganryû entre otros. Aunque quizás sea particularmente difícil encontrarles. Por si acaso deberías revisar tu guía, he escuchado algunos rumores sobre la gracia y belleza del arte Nippon." Dijo Marie con algo de lástima en su voz.

"Al ser un acto oficial ya no nos podemos entrometer. Estás sólo en esto Uzzy, así que no vengas rogando la ayuda de la Señora Afrodita al primer problema ya que sólo lo harás más complicado". Aseveró Marie con tono serio.

Uzziel asintió con determinación.

Había algo extraño en el ambiente, la risa y animosidad del tiempo previo se había tornado cuanto menos solemne.

En menos de una hora llegaron a destino, Uzziel ya había interiorizado la generalidad del funcionamiento de las cosas dentro del Panteón, para su sorpresa descubrió era una verdadera esponja de conocimiento, por lo que no requería mayor explicación o esfuerzo para aprender, tan sólo requería una última indicación. 

El chico se detuvo, dejó abajo de sí la mochila, cerró sus ojos, apretó sus puños y respiro calmando su acelerado pulso, concentrándose en su objetivo...

Súbitamente ambas acompañantes saltaron abrazando al pálido pelinegro durante unos segundos ante la punzante mirada humanoides que celosos sólo podían refunfuñar maldiciendo dentro de sí.

"Qué Destino te sea propicia y no obstruya tu camino". Dijeron en conjunto las maids a cada oído seguido de una genuina sonrisa cargada de melancolía.

A pesar del poco tiempo habían congeniado rápidamente, en parte gracias a los encantos naturales del chico.

Varios cuchicheos se escucharon entre la multitud los que alcanzaron los oídos de una poderosa muchacha.

"Muy bien, andando, el tiempo es oro." expresó Lisa apartándose para inmediatamente plantarle una patada sumamente poderosa.

Un duro golpe retumbó un instante mientras Uzziel sintió una vértebra quebrarse y sus ojos tornarse aún más blanco, perdió el conocimiento un instante antes de reincorporarse. Si bien no era posible para las almas en el Panteón morir por medios convencionales, tal golpe le dio la certeza de ser suficiente para aniquilar a cualquiera sin dificultad.

La multitud presenció atemorizada a una de las damas que hace instantes eran el objeto de sus celos.

"Tengo algo en la cara hijos de put*?!" Gritó Lisa con expresión de Yakuza hacia la multitud.

"¿Quieres que me encargue de ellos Ane-san?" Marie pronto se sumó sacando una navaja y lamiendo el filo con símil expresión.

La multitud comenzó rápidamente a despejar el lugar sumidos en un confuso miedo.

"Oi ¿Qué mi*rda les he dicho sobre asustar a los clientes?" Apareció Afrodita corriendo vestida de forma similar a una kumichō, con un cigarrillo encendido en su boca y un bastón a juego además de un sombrero que cubría sus ojos.

El chico ya sin sorprenderse de las excentricidades de la Casa de la Diosa sólo dio un respiro de resignación en medio del dolor causado en su espalda.

"Perdón, me sentí nerviosa con las miradas y habladurías." murmuró Lisa a Uzziel.

"N-no vuelvas a hacer eso" rogó el pálido hombre.

"Menos mal los alcancé" expresó aliviada y algo cansada la Diosa apoyándose en su bastón al llegar.

"Antes de partir olvidé darte esto." La dama sacó una insignia plateada de una serpiente aferrada a un corazón violeta. 

"Este símbolo representa la simpatía de mi Casa a tu persona. Tengo la certeza de que te será de ayuda en algún momento próximo." dijo mientras lo calzaba sobre el pectoral derecho en el nuevo y cómodo conjunto de ropa que le había otorgado.

Las Siervas observaron a un costado con una mezcla entre sorpresa y culpa de haber olvidado el signo a su respecto la Diosa dirigió una sonrisa cargada de intención asesina a la vez que sus ojos brillaban en dirección a sus leales súbditas.

Algo les esperaba a su regreso.

"¿Ahora si tienes todo querido? ¿Llevas la muda de ropa que te dejé? Recuerda no aceptar dulces de extraños." Expresó la Irreal Belleza con actitud de madre hacia el no tan pequeño chico.

Uzziel y las 2 sirvientas a un costado casi vomitan sangre por tal pésimo acto.

"Gracias su Excelencia, Lisa, Marie. Ya me voy." Dijo mirando a cada una con una sincera sonrisa que escondía su pesar de no poder quedarse más tiempo, enseguida dio una reverencia cargada de agradecimiento.

"En esta vida y la otra espero poder recordarlas y verlas nuevamente." Expresó desde lo profundo de su alma con anhelo, previo a girar en dirección a una especie de cabina telefónica dónde sería transportado a su destino.

Las tres se juntaron y miraron por última vez al pelinegro y pálido joven de ojos blancos. Sabían que al reencarnar toda esa apariencia se perdería transformando su esencia. No sería hasta mucho tiempo después para los mortales qué Uzziel volviera a reunirse con sus primeras amigas, tras varios años de crear camino en un nuevo mundo.

La Diosa sacó un cigarrillo procediendo a encenderlo mientras veía al humano irse lentamente. Sintió un ligero chasquido producirse en la máquina. En ese breve momento Uzziel dedicaba una ultima y melancólica mirada a quienes lo acogieron.

"Ay no...¡hija de puta!." pensó atónita la Diosa dejando caer el cigarrillo mientras vaticinaba posibles resultados de tal suceso.

Marie y Lisa observaron sorprendidas la expresión de su regularmente calmada y sumamente exquisita Patrona.

[Integridad del alma: 74,05%]

[12:20 del 4° día. Tiempo hasta el Sorteo de Mundos: 3 días, 11 horas, 40 minutos.]