Han Yu estaba completamente preocupado por Su Wenyue; al ver a esos jóvenes huir, no intentó detenerlos sino que corrió hacia Su Wenyue y la abrazó en sus brazos.
—Señora Yue, nuera, ¿cómo se siente? ¡Aguanta! La llevaré a ver a un médico inmediatamente —dijo Han Yu. Al ver la herida en el cuello de Su Wenyue, no se atrevió a moverla, por miedo a que cualquier movimiento empeorara su lesión. Por un momento, se quedó parado, congelado, sosteniendo a Su Wenyue.
Esos hombres habían huido, y las heridas de Ah Bin no eran demasiado graves. Inmediatamente corrió a revisar a Su Wenyue. Al ver la reacción de Han Yu, se quedó algo sin palabras. ¿No se suponía que el tío era capaz y formidable? Pero ahora parecía perdido, aparentemente abrumado por la preocupación por la señorita.
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