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Cap. - 5 -

Los hermanos tardaron lo que pareció una eternidad en llegar a la villa.

—Te tomaste tu tiempo… —Comentó Jayden, y Max puso mala cara.

—Te tuve que cargar durante todo el camino, ¿sabes? —Rezó.

Mary los esperaba delante de la taberna.

—¡Chicos!, ¿qué les pasó? ¿Están bien? —Les preguntó.

—Sí, estamos bien, solo tuvimos un pequeño problema con una planta gigante que quería comernos, pero no era algo que no pudiéramos manejar —dice Max.

El tono jocoso del chico no pareció aliviar a Mary.

—Chicos, escúchenme, quisiera tratar sus heridas, pero me temo que será mejor que se vayan lo más rápido que puedan de aquí.

Jayden quedó muy sorprendido al notar que Mary estaba realmente asustada.

—¿Por qué?, ¿qué ocurre?, no me digas, otra vez mi padre estafó a una persona —preguntó.

—Es mucho peor… —empezó a explicar ella, cuando fue interrumpida, el Señor Arthur y varios de sus hombres acaban de aparecer y avanzaban hacia ellos amenazadoramente.

—¡Oficiales!, detengan a esos dos muchachos —ordenó en cuanto estuvo junto a ellos.

—¿Cómo?, ¿por qué?, si no hemos hecho nada malo —respondió Max.

—Después de todo, ¿lo van a negar?

—No sabemos de qué está hablando, nosotros no hemos hecho nada —insistió Jayden—, acabamos de venir del bosque, ¿acaso no ve nuestras heridas?, casi morimos allí.

—Con mucha más razón he de arrestarlos, solo están confirmando los hechos —comentó el Señor Arthur mientras que un oficial avanzaba hacia Max, pero Mary se interpuso entre ellos.

—Por favor señor, no los arreste, estos chicos son inocentes, lo sé.

—Espera Mary, ¿de qué están hablando?, ¿qué está pasando aquí? —preguntó Max.

En eso, el Señor Arthur se dispuso a ilustrarnos al respecto:

—Muy bien, caballeros, veo que tendré que refrescar sus memorias: esta mañana se les vio a ambos robando en la taberna Blue Bird, y una vez que se hicieron con el dinero tomaron rumbo al bosque. Sospecho que querían ocultar el dinero, ¿no es así?

Jayden no entendía nada.

—¿Robando?, ¿de qué rayos está hablando?, nosotros fuimos a la taberna a buscar a Mary para solicitarle una misión de cacería, y cuando entramos no había nadie, salvo una nota que decía que Mary estaría en el bosque, recolectando sabía, así que fuimos al lugar para ayudar a Mary y a solicitar una misión —explicó.

—Esas son puras mentiras. —Exclama el Señor Arthur— Mary, ¿dónde estabas esta mañana?

—Estaba atendiendo unos asuntos con usted señor.

—Y dime, ¿tú dejaste esa supuesta nota?

—No, señor.

El Señor Arthur sonrió, abrazándose a su triunfo.

—Ahí lo tienen, chicos, ustedes entraron a la taberna Blue Bird, y al ver que Mary no se encontraba, aprovecharon y se llevaron todo el dinero que había allí una vez que lo tuvieron en su poder se dirigieron al bosque a esconder su botín, pero veo que no le salió tan bien su plan.

Los hermanos empezaban a estar realmente preocupados.

—Eso es mentira señor, nunca haríamos algo así, nos han puesto una trampa —alegó Max, sin darse cuenta de que Edwin también estaba observando y que se proponía decir algo.

—No les creas padre, mis compañeros y yo observamos todo, estos dos no son comerciantes, son ladrones, primero se ganaron la confianza de Mary para luego traicionarla.

De repente, los hermanos lo entendieron todo y se encaró con Edwin:

—¡Tú! ¡Fuiste tú quien nos puso esta trampa!

Y avanzó hacia él. Pero el Señor Arthur le retuvo:

—Cuidado con lo que dice joven, porque no tendré piedad, no toleraré ninguna falsa acusación hacia mi hijo.

—Por favor, señor Arthur, perdónalos, debe haber una confusión. Sé que los muchachos no harían algo así —seguía insistiendo Mary, sin mucho éxito.

—Señorita Mary, sé que estos jóvenes le han sido de ayuda en estos días, pero solo lo hicieron para ganarse su confianza, cuando la obtuvieron, le robaron.

—Eso es mentira —insistía Max.

—Es verdad, no fuimos nosotros —comenta Jayden—. Mire, tengo herida una pierna, ni siquiera puedo ponerme de pie, mi hermano Max está todo maltratado, de verdad ¿cree que iríamos tan lejos solo para esconder un dinero?

—¡Suficiente! ¿Me están pidiendo que crea en las palabras de unos comerciantes recién llegados, antes que creer a mi hijo y sus compañeros? Fueron tres testigos de excelente reputación contra la palabra de dos comerciantes pasajeros, los hechos no están a su favor chicos, oficiales, ¡arrés tenlos!

—¡Por favor! ¡no lo hagan!

Gritó Mary… Y entonces otra mujer intervino. La señorita Violet, que había oído los gritos, se acercaba por la calle, Violet no vestía sus atuendos formales que llevaba el día de ayer esta vez vestía a la manera de los piratas, con pantalones abombados, botas hasta debajo de la rodilla y, encima de su blusón blanco, una ligera coraza de cuero de cuyos correajes pendía una funda de espada vacía., aunque, en esta ocasión Lisa no la acompañaba.

—¿Qué es todo este escándalo?, creí que el festival había terminado —preguntó.

—Lady. Violet no debería preocuparse, estos jóvenes son simples ladrones, quienes se aprovecharon de la gran amabilidad de la señorita Mary para robarle —le explicó el Señor Arthur, sorprendido al verla.

—Eso no es cierto, no hemos hecho nada malo —insistía Max.

—Es verdad, somos inocentes, nos han puesto una trampa —añadió Jayden.

Y el Señor Arthur gritó, fuera de sí:

—¡Silencio! No se atrevan a llamar mentiroso a mi hijo.

—¿Su hijo? —preguntó Violet— ¿Qué pinta su hijo en esto?

—Él y sus amigos los vieron robando, ¿no es verdad Edwin?

Edwin asintió.

—Así es padre, es verdad, ellos entraron y robaron el dinero. Los vimos salir de la taberna con una bolsa y luego tomaron rumbo al bosque.

—¿Es eso cierto? —preguntó Violet dirigiéndose a los hermanos.

—Nosotros entramos a la taberna, pero no tomamos nada, nos dirigimos al bosque porque creímos que Mary estaba ahí, tan solo queríamos ayudarla. —Empezó a explicar Jayden, pero el Señor Arthur le cortó.

—¡Ja!, esas son puras excusas, como puede ver, Lady. Violet, está todo arreglado, estos chicos serán encarcelados por ladrones.

—Por favor, no dejes que se los lleven, —comentó Mary, reconociendo que si se trataba de Lady. Violet la que dictara la sentencia aún había esperanza de zafar a los chicos de esa situación— son buenos chicos doy fe de ello, no creo que hayan hecho algo así.

—¿Puedes demostrar lo contrario? —preguntó Violet—, si es así habla, pues es la palabra del hijo de un Señor la que está en juego y no debe tomarse a la ligera —a pesar de que Violet no se llevara con el Señor Arthur no podía dejar de un lado el protocolo, era algo impensable para ella.

—No, no puedo.

Se rindió Mary, y acto seguido los oficiales sujetaron a Max y a Jayden y les colocaron unos grilletes. Sin embargo, Max vio como Edwin se reía de su desgracia, se soltó del agarre de los guardias y se dirigió hacia él con la intención de proporcionarle una paliza, cosa que sin duda habría sucedido si no llega a ser por la intervención de Violet, que le arreó un golpe en la nuca y sentenció:

—Si eres inocente, nunca cedas a la burlas de quien te acusa, porque le estarás dando la victoria —y añadió— Yo Violet, de la casa Vandergate, concluyó que los jóvenes aquí presentes merecen probar su inocencia, y estimo que el Señor de esta maravillosa villa, seguidor ferviente de la realeza considerará mis palabras y buscará la justicia tal y como nuestro maravilloso héroe lo hizo alguna vez. —Exclamó Violet al percatarse del pequeño acto de Edwin. Y continuó—: ¿Me equivoco, señor?

En este momento el espectáculo que se tenía en la taberna había despertado el interés de los transeúntes, las palabras de Violet hicieron eco en ellos, por lo que el Señor Arthur no tuvo de otra y dijo:

—¿Ah?, ¿eh? claro… Claro que sí, si usted, una noble, considera que esa es la mejor decisión, yo la apoyaré, llévense a estos sujetos de aquí y póngalos bajo custodia hasta que todo sea aclarado por completo.

—Pero padre, yo fui el testigo de los sucesos, ¿acaso mi palabra no vale? —se indignó Edwin.

—Discúlpenos un momento, —respondió el Señor Arthur mientras llevaba aparte a su hijo— no te preocupes, nos encargaremos de ellos luego, no dejaré que nadie se burle de ti, ahora vete de aquí, y manda a buscar al cazador Leo Grant, ¿entendido?

—Sí, padre.

—Discúlpenme, es joven, necesita madurar, bueno guardias llévense a los chicos, póngalos bajo custodia y traten sus heridas por favor.

Dicho esto, los oficiales arrastraron a los hermanos hasta la carroza que habían traído para trasladarlos, Max estaba noqueado por lo que un oficial tuvo que cargarlo para subirlo a la carroza, en cuanto a Jayden su rostro no mostraba otra cosa que una inmensa preocupación, pero Violet lo tranquilizó, era como si le dijera: Descuida todo saldrá bien. Y con eso, los oficiales se llevaron a los chicos. Mary por su lado agradeció la intervención de la señorita Violet, ella sabía que si Violet no hubiera aparecido los chicos serían llevados a un calabozo sin manos, pues ese era el castigo que recibían los ladrones en Riverwood.

—No hay de que, —dijo Violet— se ve a leguas de que esto fue tramado por el Señor Arthur, le pediré que realice la audiencia lo antes posible, así podré estar presente, creo que los chicos viajan con su padre ¿no es así?

—Así es.

—Informarle lo sucedido por favor, tengo unos asuntos que atender, en cuanto termine hablare con el Señor Arthur de este asunto.

—Gracias, eso haré.

Con eso Mary sale en busca del padre de los chicos, quien había decidido deambular por toda la villa para vender sus productos.