𝗠𝗲́𝗿𝗶𝗱𝗮.
Llegamos a Eclipse después de veinte minutos, estába algo nerviosa, no se el por que, en todo caso el que tenía que estar de esa manera era Mike, nunca me contó como fue que renunció a Eclipse, sólo sé que no terminó nada bien con Adrien. Detuve el auto en el estacionamiento, bajé seguida de Mike que parecía ir unos pasos detrás de mi.
—Éste lugar no ha cambiado nada— lo escuché decir después de atravesar las grandes puertas del lugar. Un par de guardias de Seguridad armados se acercaron.
—Identificación por favor.— exigió uno de ellos. Estába apunto de sacar mi identificación, pero este me detuvo. —Usted no señorita Thompson. Él.— señaló a Mike.
—Oh, él es Mike Colins, bueno, en realidad él se lo comió— bromee para después soltar una pequeña risa, Mike no expresó diversión. —Que seriedad. Viene conmigo chicos.— les dije a los guardias que segundos después asintieron y volvieron a sus lugares. Volví a avanzar, seguida de Mike.
—Olvidé quitarme las gafas, tal vez por eso no me reconocieron.— escuché decir a Mike con un tono más serio. Como si los guardias le hubiesen molestado. Entré al elevador seguida de él.
—Solo hacen su trabajo, no seas tan exagerado— las puertas cerraron, bajamos al salón principal, si, el salón principal está un piso abajo, todo con el fin de que la superficie no sufra daños en caso de alguna pelea grande. Las puertas se abrieron, caminé por el gran salón, donde había guardias hablando, soldados y científicos caminando por todos lados, cada uno dirigiéndose a su área de trabajo. Algunas pantallas grandes en la pared mostrando los avances de distintos proyectos y los días sin incidentes grandes.
—Hey, soy yo— escuché decir. Giré y me acerqué a él un par de pasos.
—Si, eres tú.— dije con una sonrisa, al ver un enorme cuadro en el que estábamos todos los héroes que detuvimos la invasión en 2019. —Somos nosotros— corregí.
—¡Me abandonaron anoche!— vimos rápidamente a Hiro, que se acercaba a nosotros con una enorme taza de café entre manos. —No tienen idea de la pesadilla que fue volver a casa, solo— dijo molesto.
—No te enojes, no te queríamos interrumpir, así que solo nos fuimos. ¿Cómo te sientes?— le pregunté.
—Aun me duele un poco la cabeza, pero me siento mucho mejor que ésta mañana, si me vuelven a abandonar no volveré a beber con ustedes— amenazó con una sonrisa.
—No lo haremos, no te preocupes.— respondí.
—Que bueno que viniste, Adrien quiere verte.— le dijo a Mike, éste solo asintió. —Bueno, llevaré a Mike con Adrien, ¿Puedes ir con el equipo? Iré en un momento y les daré una noticia.— me preguntó.
—Claro, te veo allá.— le di un pequeño empujón a Mike, me miró confundido. —Suerte.— no dijo ni una palabra, solo me dio un pequeño empujón, ésta vez un poco más fuerte para después sonreír. Ambos chicos comenzaron a alejarse en dirección a la Oficina de Adrien mientras que yo caminaba con dirección al laboratorio.
[•••]
—Es aquí.— dijo Hiro, mirando la puerta de la Oficina de Adrien. —Te está esperando.—
—Suena a una película de detectives. A excepción de que el jefe es un idiota.— dijo Mike con seriedad. —Gracias— abrió la puerta y entró, pudo ver a Adrien sentado frente a su computadora. Éste al verlo expresó asombro. —¿Qué? Estoy más delgado de lo que estaba hace unos meses.—
—Te creo— dejó de verlo, para después volver a su computadora. —Siéntate, necesito hablar contigo.—
—Eso es obvio, para eso estoy aquí.— dijo para después sentarse. —¿Qué hago aquí?— preguntó. Adrien cerró su computadora al verlo sentado.
—¿Cómo éstas?— preguntó.
—No actúes como si te preocupara, se que no lo haces. Ahora, ve directo al grano.— respondió serio, se quitó las gafas.
—Bueno, si me importa, Mérida me contó como la estuviste pasando y sentí lastima, no sabía como acercarme a ti sin que fuéramos a pelear y no…—
—¿Y yo tuve la culpa?— interrumpió al rubio.
—No, no la tenías tú, yo si. Y lo reconozco y pido perdón por ello…—
—Le ocultaste información al equipo, por eso el equipo de separó. Tú fuiste el culpable. El gran equipo de héroes que tenías y tú mismo lo destruiste, guardando secretos.— volvió a interrumpir, ésta vez subiendo el volumen.
—Y yo lo sé, Mike. Por eso quise que vinieras, todos aceptaron la decisión de que el quipo se separara, solo tú no, tú te lo tomaste a pecho, no entiendo el porq…—
—Por que yo solo me quedé solo.— volvió a interrumpir. —Ellos eran mi familia y como siempre, la oveja negra, tú, rompió esa familia. Los que se fueron antes de que se rompiera el equipo son felices viviendo las vidas que siempre quisieron.—
—¿Qué te hace pensar que los que se fueron después no lo son?—
—Por que yo los escuché, las primeras noches que fueron a intentar que me sintiera mejor. Esas noches que nunca asististe, esas noches ellos se desahogaron sobre lo molesto que se había vuelto trabajar contigo, te convertiste en una mala versión de tu padre.—
—¡¿Y crees que no lo sé?!— preguntó desesperado. —Claro que lo sé, todos los días llevo eso en mi conciencia, sé que es mi culpa que todo se rompiera, debí decirles a todos sobre la venta de armas, objetos y bases. Después de que todo explotó decidí detener todo. Por eso seguimos aquí, por eso sigo tratando de mejorar todo. Ayúdame a mejorarlo. Ayúdame a arreglarlo.— suplicó el rubio con una expresión triste. —Cometí un error, tomé decisiones solo que requerían distintas voces. Éramos niños, no sabíamos nada y aún no sabemos nada… por eso intentamos arreglar algo que no está roto y en lugar de arreglar, terminamos rompiendo…— Mike miraba el escritorio, intentando no hacer contacto visual. —Los dos sufrimos en gran cantidad, pero de maneras diferentes, mi padre acababa de morir y no sabía que hacer. Y a ti te rompieron el corazón…—
—No se compara en nada perder a tu padre.— lo miró forzando una sonrisa. —Yo perdí a los míos cuando tenía 12, así que puedo decirte que no se puede comparar un dolor con el otro.—
—Ambos necesitamos redimirnos… Aún no es tarde…— dijo Adrien, ambos se miraron fijamente. —El pesar de todo lo que ocurrió y de no ayudarte me acompañara siempre, pero podemos hacer que duela menos. Sé que nuestros padres hubieran querido que fuéramos mejores.— dijo para después levantarse de su silla. —Somos los únicos que quedamos, no será lo mismo sin nosotros. Aún podemos mejorar, dejando el pasado atrás y tratando de mejorar el futuro. Luchando, juntos.— extendió su mano, esperando que Mike la tomara.
—Te mataré la próxima vez que me ocultes algo— dijo Mike con seriedad, para después estrechar la mano de Adrien, éste sonrió y soltó un gran suspiro aliviado.
𝗠𝗶𝗸𝗲.
Tal vez Mérida tenía razón. El estar solo me hacia daño, tal vez si podía empezar se cero, tal vez si podía mejorar. La mejor manera de avanzar es dejando ir el pasado poco a poco, perdonando y dejando ir. Era hora de dar el primer paso.
—Gracias amigo.— me dijo con una sonrisa, parecía que hubiese encontrado felicidad o paz en ese apretón de mano, asentí. —Acompáñame a conocer al equipo— dijo para después soltar mi mano y caminar a la puerta.
[•••]
—¿Te divertiste anoche?— preguntó Hiro con una mirada pícara.
—No Hiro, no lo hice— respondió Mérida con frustración.
—Que bueno, tenía miedo de que te fuera a comer… Y no de la manera que quisieras— bromeó entre risas.
—Ya basta— contestó Mérida intentando no reír. Ambos vieron como entraron un chico y dos chicas al laboratorio.
—Llegan tarde— dijo Hiro un poco más serio.
—Mérida siempre llega tarde y no recibe ningún reclamo, es injusto— reclamó el hombre.
—No son tan duros conmigo porque llevó más tiempo aquí que todos ustedes— dijo burlona.
—Entonces… ¿Necesito salvar al mundo una vez para que pueda llegar tarde?— preguntó sarcástico.
—En efecto.— respondió la pelirroja con Aires de Superioridad.
—Es una gran recompensa yo…—
—Ay ya cállate Dylan, siempre eres tú el único que discute— interrumpió una de las chicas a aquel hombre.
—Eso es verdad, gracias Samanta.— agradeció Hiro. La otra chica solo veía aquella escena con ironía.
—Y tú siempre metiéndote en asuntos que no son de tu importancia.— reclamó Dylan a la chica rubia de cabello corto hasta los hombros.
—Por Dios, parecen perros y gatos— se quejó la tercera chica para después sentarse al lado de Mérida.
—No te metas Sky, ella siempre me está provocando— se quejó el chico, la rubia le dio un ligero golpe en el hombro. —No me toques, oxigenada— volvió a reclamar el chico.
—Siempre te provoco, pero no de la manera que quisieras— al escuchar eso todos se miraron entre si, Dylan comenzó a ponerse nervioso. —Y te toco todo lo que quiera por que estás en mi espacio personal— dijo para después empujar la cara del chico con su mano haciendo que éste se alejara unos cuantos pasos. La chica se sentó al lado de Hiro con una mirada provocativa hacia Dylan.
—Por favor, dejen sus cosas sexuales para después, ahora no es el momento.— dijo Hiro para después levantarse de su lugar, Dylan lo reemplazó aún dejando expuesta su expresión de nervios. —Adrien me dijo que les diera una noticia, después de unos arduos meses de estar encerrados aquí, bueno… Tienen su primera misión.— los tres chicos se levantaron de su asiento con emoción, celebrando aquellas palabras.
—¿Cuál es el problema? ¿Terroristas? ¿Alienígenas? ¿Monstruos?— preguntó Dylan con emoción
—¿Animales rabiosos? ¿Tiburones gigantes? ¿Sharknados?— preguntó Sky de la misma manera, todos la miraron confundidos. Su emoción disminuyó. —¿Qué? El mundo está de cabeza, nunca se sabe cuando tendremos que enfrentarnos a animales enormes— dijo para después cruzarse de brazos.
—Eh, no. No hay Sharknado. O terroristas, su primera misión es escoltar el tren Red Desert.— dijo Hiro con seriedad. Los tres chicos se volvieron a sentar al escuchar eso.
—¿Y qué tiene eso de emocionante?— preguntó Sky.
—Que es el tren que desplaza las sustancias radioactivas más peligrosas del planeta, solo eso.— dijo Adrien que iba entrando al laboratorio seguido de Mike —La corporación Light me contactó, para que escoltáramos el tren. Es la forma en la que sellamos nuestra alianza, remplazaran a un pequeño equipo de soldados de Light.—
—¿Por qué los reemplazaremos?— preguntó Samanta.
—El equipo al que reemplazarán está en recuperación, unas pruebas en el campo salieron mal, como apoyo y para sellar nuestra alianza Light me pidió un pequeño equipo para reemplazar al que está ausente.—
—¿Quién dijo que escoltar es divertido?— preguntó Dylan.
—No lo es, de hecho ustedes solo irán en el vagón, protegiendo la bóveda C. Sin mencionar que el tren toma la ruta plana y desértica. Será solo un paseo bastante caluroso. Pero es su primera misión, así que emociónese— nadie lo hizo. —Bueno, él es Mike Colins, su nuevo capitán.— Sky al verlo se levantó de su silla.
—¡No puede ser! ¿Es él?— corrió hacia Mike tomó su mano y la estrechó con fuerza y rapidez. —Soy Sky Allen, no puedo creerlo, es un placer conocerte al fin, mi ídolo.— dijo con emoción.
—El placer es mío, Sky, me gusta tú cabello— dijo Mike sin dejar de mirar el cabello negro con rayos violetas de Sky.
—¡Gracias!— gritó con emoción.
—Hola, soy Samanta— dijo la rubia estrechando la otra mano de Mike.
—Un placer— saludó Mike con una sonrisa.
—Él no puede ser Colins, en todo caso, este hombre se lo comió.— dijo Dylan con desprecio.
—Hey, no estoy tan gordo— reclamó Mike.
—Si, no exageres Dylan, el retiro nos hace engordar un poco— dijo Sky, intentando defender a Mike
—No lo ayudes tanto— dijo Mérida para después reír.
—Vayan a alistarse, saldrán en veinte— dijo Adrien, lentamente los tres chicos salieron del laboratorio.
—Se ven jóvenes. ¿Edades?— preguntó Mike
—Sky tiene dieciocho, se incorporó apenas cumplió la mayoría de edad hace seis meses, Dylan diecinueve y Samanta veinte.— respondió Hiro.
—¿Se ven jóvenes? Tienes veintidós, si te sientes viejo es por tanto alcohol.— dijo Mérida.
—Tendrás tiempo para conocerlos en el tren, ve a alistarte. Busca algo de tú talla y rasúrate— dijo Hiro para después arrojarle un rastrillo a Mike, éste se lo lanzó de regreso.
—¿Sabes cuanto tiempo tardé en conseguir ésta barba?— preguntó Mike sarcástico.
—Volverá a crecer, hazlo— volvió a arrojar el rastrillo.
—No— dijo para después dejar caer el rastrillo al suelo.
—Bueno, yo iré a alistarme— dijo Mérida mientras se levantaba de su silla y salía del laboratorio.
—¡Tú también ve!— gritó Hiro nuevamente. Mike solo dio la vuelta y salió del laboratorio, directamente a la sala de trajes. Un par de científicos lo vieron entrar y se acercaron a él a tomar medidas de su cuerpo.
—No estoy gordo— mencionó Mike, los científicos se miraron intentando aguantar las risas.