Noa vivía una vida ordinaria en un mundo donde los problemas más graves eran las cuentas del mes y los dilemas de la rutina. Pero todo cambió una mañana. El sol se alzó sobre un paisaje arrasado por el caos: cadáveres ambulantes infestaban las calles, devorando lo que quedaba de la civilización. En un abrir y cerrar de ojos, el mundo que conocía se convirtió en una pesadilla donde solo los fuertes y astutos podían sobrevivir.