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No la toques

Originalmente, Samara no tenía la intención de pelear con ellas, ni tenia la intención de ir de frente con los ancianos, como una persona que acaba de volver. Además, ella no quería tener enemigos. Pero obviamente Anabel no lo creía.

Después de cambiar su cara, volvió como si hubiera cambiado su identidad. Anabel ya no la trataba como la señora. En cambio, la trataba como una amante externa y la odiaba mucho.

Alana quería decir algo, pero Samara la detuvo.

-Anabel, olvide decirte que acabo de llamar a Álvaro y aún no he colgado. -mientras hablaba, Samara puso el teléfono en su bolsillo. Se dio la vuelta y empujo la silla hacia la habitación.

Anabel estaba nerviosa y se asusto completamente. Miro la espalda de Samara con odio, no ocultaba en absoluto su mirada venenosa.

Sin embargo, Samara no le daba importancia, solo quería quedarse en paz. Alana fue a cocinar con el mando de Samara.

Después de ese día, Álvaro no volvió a la antigua mansión. Parecía estar durmiendo en la compañía. Después de diez días de esfuerzo, las perdidas del Grupo Ayala se reducían lo máximo posible. Álvaro también hizo un gran negocio y directamente recupero las perdidas por la información filtrada, dejando a los accionistas de la junta sin palabras.

Después de diez días de recuperación, la pierna de Samara se recupero. El medico dijo que no había ningún problema después de examinarla.

Durante esos diez días, aunque la familia Ayala parecía tranquila en la superficie, Samara sabia que Alana y Anabel habían tenido muchos conflictos. A Samara esto no la afecto en absoluto. Eduardo hacia videollamadas con ella todas las noches.

El niño estaba bronceado, pero su personalidad era bastante alegre. Se podía ver que le gustaba mucho el entrenamiento especial y esos días Adriano participo de la videollamada, era un niño muy animado y bonito.

Ahora, finalmente podía deshacerse de la silla de ruedas, Samara estaba extremadamente feliz. No podía esperar para salir y tomar un poco de aire. Si continuaba quedándose en la vieja mansión de la familia Ayala, probablemente se asfixiaría.

Samara se puso una ropa casual y tan pronto como salió de la habitación, vio a Alana entrando desde fuera de la casa.

- ¿Va a salir señorita?

-Si, voy a dar un paseo. ¿Qué pasa?

En estos últimos días, la actitud de Samara hacia Alana no era ni fría ni caliente. A Alana no le importaba mucho así que dijo respetuosamente:

-Nada, ¿A dónde va? Yo conduciré.

-Quiero caminar sola. -Samara no estaba acostumbrada a ser seguida. Sin embargo, Alana insistió.

-Señorita, no le molestare. El señor Álvaro me pidió que la proteja. Por favor, permítame seguirle. -Alana dijo con sinceridad.

Samara no quería ponerla en una situación difícil, así que simplemente asintió y dejo que Alana condujera. Anabel seguía siendo como una rata de alcantarilla, esperando una oportunidad en las sombras. Samara fingió no verla y salió con Alana.

Hacia un buen día fuera y se sentía aun mejor poder pisar el suelo. Samara andaba con Alana cerca de la orilla del mar, pero no pensaban encontrarse a Víctor allí. El no la había buscado desde la ultima vez que se vieron. Cuando se lo encontró, Samara estaba dudando si saludarlo, pero Víctor la descubrió de repente.

- ¡Hola, belleza! ¡Te he extrañado mucho! -Víctor abrió los brazos y corrió hacia Samara.

Alana frunció el ceño ligeramente y dio un paso inconscientemente adelante para detener a Víctor. Sin embargo, Víctor no pudo parar inmediatamente. Después, se arrojo a los brazos de Alana y fue expulsado por ella en el momento siguiente.

- ¡Madre mía! ¿Quién es esta mujer tan bárbara? -Víctor fue arrojado, así que inmediatamente se volvió irritable.

Originalmente, Samara lo lamentaba un poco, al ver la graciosa apariencia de Víctor se echó a reír. Víctor estaba tan agraviado que casi lloro.

-Catalina, todavía puedes reírte cuando me tratan así. ¿No te preocupas por mi? -Víctor actuó exageradamente y Samara se rio otra vez.

-Vale, vale… deja de hacer el tonto. Con tanta gente mirando, siendo el señor precioso de la familia Ribeiro, ¿no estas avergonzado? -Samara dio un paso adelante y levanto a Víctor.

Con esta oportunidad, Víctor le echo el brazo sobre los hombros a Samara.

-No estoy avergonzado. Ya es suficiente vergüenza ser arrojado al suelo por esa mujer violenta. ¿Qué mas importa ahora?

- ¿Te estas quejando de mi? -Al ver su aspecto, Samara recordó a Eduardo inconscientemente.

Al ver que Samara estaba hundida en sus pensamientos, Víctor no pudo evitar preguntar:

-Al ver a un hombre guapo como yo, ¿en que estas pensando? No me digas que extrañas a ese bastardo de Álvaro. Moriré de tristeza.

Samara sonrió de nuevo y dijo:

- ¿Qué estás haciendo aquí?

- ¿Qué más puedo hacer? Álvaro es un hombre intolerante y tacaño. Solo por la ultima vez que te invite a desayunar, el no deja de apuntar a la propiedad de nuestro grupo local. Estoy casi

quemado. ¿Sera que no duerme? ¿Se queda vigilando a nuestro grupo las veinticuatro horas del día? ¡Está loco! -Cuando Víctor menciono a Álvaro, le crujieron los dientes por el odio.

En los últimos días, Álvaro no solo lo apunto, sino que también unió fuerzas con otras compañías en el extranjero para suprimir sus recientes proyectos e incluso hizo que la Comisión de inspección Disciplinaria investigara su evasión fiscal.

Víctor no podía dormir en los últimos días. Todo esto era porque el se había llevado a Samara de la familia Ayala y Álvaro quería castigarlo. ¿Pero quería detenerlo? Ni en sus sueños. Pensando en las amargas experiencias de los últimos días, Víctor quería explicárselo todo a Samara con los ojos llorosos.

Samara sentía que no era razonable andar por ahí con un hombre en la playa. Ella rápidamente lo empujo y dijo:

-Víctor, deberías pensar en una medida contra Álvaro.

-No le tengo miedo. Solo hace falta responder rápido y eficazmente de acuerdo con la situación actual. ¿Qué me puede hacer? Obedezco la ley y el no puede acusarme de nada.

-Pero el puede hacer que tu trabajo y tu descanso sean anormales. ¿No te mataría? -Samara golpeo directo en el problema.

Víctor era como un balón desinflado y toda su persona se volvió apática.

- ¡Catalina, tú también me golpeas! ¿Ya no me amas?

- ¡Nuestro amor es demasiado gravoso! Bueno, deja de jugar. Quiero ver el paisaje. ¡No me molestes! -Samara le dio unas palmaditas en la cabeza a Víctor como si fuera un niño.

A Víctor tampoco le disgustaba. En cambio, se acuclillo con la mano de Samara.

-Catalina, tengo una idea que puede golpear a Álvaro. ¿Te la cuento?

Samara sintió que Víctor era muy raro.

-No quiero escucharlo, no me interesan vuestros conflictos. -dijo Samara directamente y empujo su cabeza hacia atrás.

Víctor simplemente no quería ponerse de pie. Se sentó allí y sonrió.

-Dicen que Álvaro tiene una base de entrenamiento secreta. Se ha utilizado para entrenar al personal de seguridad de la familia Ayala. Según dicen los demás, el personal de seguridad de la familia Ayala son veteranos retirados. De hecho, no es así. Todos han sido entrenados por Álvaro. En el pasado, no sabia donde estaba, pero recientemente he encontrado la ubicación exacta. En realidad, es una isla. Cariño, ¿Qué te parece si te llevo allí?

Los ojos de Samara se entrecerraron lentamente.

- ¿Base de entrenamiento? ¿Cómo sabes eso?

-No te preocupes por eso. ¿Quieres ir conmigo? -la sugerencia de Víctor era realmente tentadora.

Samara extrañaba mucho a Eduardo. Incluso teniendo una videollamada diaria, era mejor verlo en persona. Mientras Samara vacilaba, Víctor la levanto y dijo con una sonrisa:

-Vale, no lo pienses. Cuando lo decidas, ya será muy tarde. Acabo de preparar el avión. Si no te hubiera encontrado, podría haber ido solo. Ahora puedo viajar contigo, así que creo que tengo mucha suerte. -mientras hablaba, empujo a Samara a un lado del coche.

En ese momento, Alana de repente se acerco y separo directamente a Víctor de Samara, haciendo que Samara se quedara atrás de ella.

-Por favor, ¡no la toque! Señor Víctor.

Era la segunda vez que Alana detenía a Víctor, su expresión se hundió inmediatamente.

-Déjame decirte, no me importaría golpear a una mujer. Si me detienes de nuevo, ¿crees que no te daré una paliza? -Víctor agito su puño y parecía feroz.

Alana lo ignoro y planeo irse con Samara. Cuando escucho el sonido del viento que venia con el puño, el ataque de Víctor ya estaba frente a ella.

Samara no pensaba que los dos actuarían tan pronto como dijeron. Rápidamente se retiro a un lado. Quería persuadirlos, pero después de pensar en sus débiles capacidades, decidió dejarlo así.

Alana y Víctor se pelearon ágilmente. Samara nunca pensó que Víctor, un playboy, sería capaz de empatar con Alana. Estaba confundida. Echaba mucho de menos a Eduardo. Quería seguir a Víctor a la base de entrenamiento para ver como estaba su pequeño. Pero cuando pensó en la seguridad de Eduardo, Samara estaba un poco preocupada.

Después de sacar su teléfono, Samara miro el numero de Álvaro y después de dudar un momento le envió un mensaje.

<Víctor ha encontrado la ubicación de la base de entrenamiento. Vamos a ir allí juntos ahora.>

Después de enviar esto, Samara apago su teléfono. Sabia que si hacia esto, Álvaro probablemente se volvería loco. ¿Pero por que no? Si Álvaro podía sentirse incomodo, ella se sentiría mejor.

Además, ella ya le dijo a Álvaro que Víctor iba a ir con ella. Con los pensamientos de Álvaro, definitivamente dejaría que la gente de la base de entrenamiento preparara sus defensas de inmediato. No le importaba la pelea entre Víctor y Álvaro, solo quería ver a su hijo. Sin embargo, en ese momento, un repentino grito se acerco. Samara giro rápidamente la cabeza con miedo y la escena que vio la dejo aturdida.