Como Nam-Ek en DC

No esperaba volver abrir los ojos nuevamente. Todavía recuerdo el día cuando todo mi mundo se derrumbó frente a mí. Debía haber sido una revisión de rutina y nada más, pero cuando el doctor me dijo que tenía cáncer algo se rompió dentro de mí. Pasé días tratando de sobreponerme a la noticia. Lo más difícil era que no había nada que los doctores pudieran hacer, el cáncer estaba muy avanzado y no me quedaba mucho tiempo, lo más que podían hacer los médicos era ayudarme con el dolor en la fase final. Para que la transición sea más fácil dijeron.

Fueron unos días dolorosos para mí, haciéndolos peor el hecho de que no tenía familia que estuviera a mi lado. Sabiendo que no tenía sentido continuar deprimido y lamentándome hice lo mejor que se me ocurrió. Decidí vender todas mis posesiones que junto a mis ahorros sumaron una buena cantidad. Con suficiente dinero a mi disposición me hospedé en la suite de un bello hotel y como buen sentenciado a muerte gasté el resto del dinero en deliciosas comidas y hermosas mujeres. Otros tal vez hubieran dado el dinero a una ONG, la caridad o algo por el estilo, pero yo quería irme con buenos recuerdos y créanme una habitación con bellas mujeres desnudas es un bello recuerdo.

Un tiempo después me encontraba dando mis últimos suspiros en la cama de un hospital. Para ese entonces ya estaba relajado pensando que al menos tuve la oportunidad de disfrutar mis últimos días. En ese momento pensé que más triste que morir de esta forma era morir hecho pulpa a manos de truck-kun como en las fanfictions. Aunque ir a otro mundo no sonaba nada mal. Justo cuando pensé en ello cerré los ojos por lo que debía haber sido la última vez, solo para sentir que mi cuerpo se encontraba cubierto por algo frío que me mantenía inmóvil.

Debo admitir que comenzaba a asustarme, pero no tuve tiempo para ello. Poco a poco comencé a recordar recuerdos que estoy seguro no son míos. Para cuando este proceso terminó tenía un dolor de cabeza y me sentía mareado de alguna forma. Pasaron varios minutos, tal vez incluso una hora hasta cuando comencé a sentir que la frialdad iba cediendo poco a poco hasta que finalmente pude sentir mi cuerpo. Lentamente cuando pude mover la cabeza abrí los ojos, mi visión estaba nublada. Cuando mi cuerpo fue completamente libre, no pude sostenerme de pie y caí de rodillas. Se lo que ocurre, pero me encuentro incapaz de creerlo.

Poco a poco el calambre que sentía por todo el cuerpo fue desapareciendo, pero este aún no respondía correctamente. No es difícil de comprender el motivo de esto, creo que me tomará algo de esfuerzo acostumbrarme a un cuerpo que no es el mío y que estaba congelado hasta hace poco. No sé si se debe a ese deseo fugaz de ir a otro mundo o no, pero por increíble que parezca ahora me encuentro en el mundo de DC Cómics. Ahora soy Nam-Ek uno de los soldados de la Espada de Rao bajo el mando del general Dru-Zod.

Debería de sentirme feliz de haber terminado en el cuerpo de un kryptoniano y no en el de una persona común, pero Nam-Ek no es la mejor opción si me lo preguntan. Ahora soy una enorme masa de músculos incapaz de hablar y todos piensan que soy algo retardado. Qué carajos se supone que debo hacer ahora, no estoy seguro de poder mantener el papel de Nam-Ek ni siquiera con sus recuerdos.