Cielo se sorprendió al encontrar a Gina en su habitación cuando regresó de su viaje con su padre. Zarin debe haberle contado lo del matrimonio. Cielo esperaba que esto no cambiara nada en su amistad.
Gina leía un libro mientras esperaba, como de costumbre. Probablemente ni siquiera se dio cuenta de que Cielo había llegado.
—Hola —llamó Cielo, lanzándose a la cama junto a su amiga.
—Oh —Gina levantó la vista de su libro—. Estás aquí. —Sonrió, dejando a un lado el libro—. ¿Dónde estabas?
—Padre me llevó a dar un paseo. —Cielo respondió.
—¿Y a dónde fuiste anoche? —Gina arqueó las cejas.
—¿Así que sabes? —Cielo preguntó.
—Sí lo sé. Así que dime. ¿Conociste a alguien interesante? —Gina se inclinó hacia delante, curiosa por saber.
Cielo negó con la cabeza. "No importa. Los demonios odian a las brujas."
—Pero aman a las mujeres hermosas y tú eres impresionante, amiga mía. Solo mírate —alentó—. Una vez que te vean, no les importará nada más.
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