Después de meses separados por compromisos profesionales, Isabella regresó de su residencia artística en Europa y se reunió con Alejandro, quien también había regresado de su viaje de negocios. Estaban emocionados de estar juntos nuevamente, con un renovado sentido de gratitud y aprecio por su amor y compromiso mutuo.
—Te extrañé tanto, Alejandro —dijo Isabella, abrazándolo con fuerza cuando se encontraron en el aeropuerto.
Alejandro la abrazó de vuelta, sintiendo que el tiempo separados solo había fortalecido su conexión.
—Yo también te extrañé cada día, Isabella. Estoy tan feliz de tenerte de vuelta a mi lado.
Decidieron tomar un tiempo para reconectar y reflexionar sobre todo lo que habían experimentado durante su tiempo separados. Compartieron historias de sus viajes, de sus nuevos amigos y colegas, y de las inspiraciones que habían encontrado en el camino.
Una noche, mientras cenaban en su casa recién renovada, Isabella tomó la mano de Alejandro con cariño.
—Estoy agradecida por cada experiencia que hemos vivido juntos, Alejandro. Eres mi compañero de vida y mi mayor apoyo.
Alejandro sonrió, mirándola con amor y admiración.
—Y tú, Isabella, eres mi inspiración y mi felicidad. Juntos hemos superado tantos desafíos y hemos celebrado tantos logros. No puedo imaginar mi vida sin ti.
Con cada día que pasaba, Isabella y Alejandro seguían creciendo juntos, apoyándose mutuamente en sus sueños y celebrando cada momento compartido. Sabían que el amor que compartían era lo más importante en sus vidas y que, con él, podían enfrentar cualquier cosa que el futuro les deparara.
Esa noche, mientras miraban las estrellas desde su terraza, Isabella y Alejandro se abrazaron con gratitud por el amor que los había llevado a través de tantos capítulos de su historia y por los muchos más que estaban por venir.