webnovel

Robb - I

Era temprano por la mañana, la temperatura era fresca y el cielo estaba despejado. Habían partido de Invernalia al amanecer. El grupo constaba de veinte hombres, incluyendo a Robb, Jon y Bran quien cabalgaba nervioso sobre un poni. Esta seria la primera vez que el su segundo hermano menor los acompañaba a presenciar la justicia del rey.

Hasta donde sabían, habían encontrado al hombre en un pequeño fortín en las colinas.

«Debe tratarse de uno de los hombres de Mance Rayder» pensó Robb. «Probablemente un salvaje que tuvo suerte al escalar el muro.»

Pero cuando Robb vio al hombre que se encontraba atado de pies y manos al muro del fortín, esperando para ser ajusticiado, solo vio a un viejo huesudo, ligeramente más alto que él mismo. Debió haber perdido las orejas y uno de los dedos a causa de las heladas, y vestía completamente de negro, como si se tratara de un Hermano de la Guardia de la Noche, pero las pieles que llevaba estaban sucias y rotas.

Las ataduras del hombre fueron cortadas cuando su señor padre, Lord Eddard Stark el Guardian del Norte hizo que lo trajeran ante él.

Robb y su hermano Jon permanecieron montados, muy quietos y erguidos, mientras Bran el menor entre los tres, a lomos de su poni, intentaba aparentar tener más de siete años y que no era la primera vez que veía algo así. En lo alto del fortín ondeaba el estandarte de los Stark de Invernalia: un lobo Huargo gris corriendo sobre un campo blanco hielo.

Lord Stark se erguía solemne a lomos de su caballo, con su largo pelo castaño agitado por el viento, llevaba su barba corta salpicada de canas, que le hacían parecer mas viejo que los 35 años que realmente tenía. Como solía ser cuando debía cumplir con sus deberes de señor, la cara del padre de Robb tenía una expresión adusta y solemne.

Comenzó entonces el interrogatorio del hombre, que por lo que respondía, poco dejaba a dudas sobre el hecho de que se había vuelto loco.

—¿Quién eres? —pregunto Lord Stark.

—Ga… Gare… Gared…

—Gared, eres un miembro de la Guardia de Noche, ¿Por qué desertaste?

—Mu… muer… muerto… si… estaba muerto… pero se levantó… lo juro… azul… sus ojos eran azules… los Otros… fueron los Otros…

—¿Quién estaba muerto, Gared? ¿Qué ocurrió?

—Exp… expedición… fui en una… expedición con el niño…. Royce… novato… no escucho… le dijimos que regresáramos… no escucho… muerto… ahora esta muerto… valiente… fue valiente… muerto… azules… sus ojos eran azules…

Lord Eddard frunció el ceño al escuchar que un chico Royce había muerto, entonces continúo preguntando…

—¿Qué le paso al chico? ¿Quién lo mato?

—Los… los Otros… fueron los Otros… espadas… espadas de hielo… lo vi… la espada reventó… metal… esquirlas de metal… en los ojos… azules… los ojos azules… estaba muerto… se levantó… muerto… pero se levantó… eran… los Otros… muchos… eran muchos… sus cuerpos… desaparecían… el bosque… vestían el bosque… azules… esos ojos azules… muerto… se levantó… estaba muerto… ojos azules…

Lord Stark miro al hombre a los ojos, y luego asintió. Dio una orden y dos de los guardias arrastraron al hombre loco hasta un tocón en el centro de la plaza. Lo obligaron a apoyar la cabeza en la dura madera negra. Lord Stark desmonto y Theon Greyjoy su pupilo, le llevo su espada. Hielo, un mandoble de acero valyrio aun mas alto que el mismo Robb.

Su padre se quito los guantes y se los entrego a Jory Cassel, el capitán de la guardia de su casa. Y blandió a Hielo con ambas manos.

—En nombre de Robert de la Casa Baratheon, el primero de su nombre, rey de los ándalos y los rhoynar y los primeros hombres, señor de los Siete Reinos y Protector del Reino; y por orden de Eddard de la Casa Stark, señor de Invernalia y Guardián del Norte, te sentencio a muerte.

Alzó el mandoble por encima de su cabeza.

—Mantén controlado a tu poni — Robb escucho que su hermano bastardo Jon Nieve le decía a Bran. — Y no apartes la mirada. Padre se dará cuenta.

Lord Stark corto la cabeza del hombre con un trajo limpio. La sangre salpico la nieve.

La cabeza del hombre reboto al caer y fue a parar junto a los pies de Theon, quien solía actuar de forma impropia de vez en cuando, y en esta ocasión pateo la cabeza decapitada mientras reía.

—Imbécil — Robb pudo escuchar a Jon decir en voz baja. Luego su hermano bastardo felicito a Bran por haber sido capaz de mirar sin apartar la vista.

Jon era extremadamente maduro y compuesto, pese a que al igual que Robb tenia solo 14 años, la solemnidad de su mirada y la compostura que mantenía en todo momento lo hacia muy similar a su padre.

—El desertor murió como un valiente — se escucho decir Robb. El era el hijo legitimo mayor de su señor padre, aunque había heredado los rasgos de la Casa de su madre en lugar de los rasgos Stark, Robb tenía la piel clara, su cabello rojizo y sus ojos azules como los de los Tully de Aguasdulces. Mientras que su hermano bastardo Jon era un Stark en todo menos el apellido, eso hacia que Robb se sintiera ligeramente incomodo, algunas veces pensando que su medio hermano podría quitarle la herencia que le correspondía por derecho. «No lo haría, Jon jamás haría eso» — al menos tenía coraje — añadió refiriéndose al desertor.

—No — lo corrigió Jon al escuchar su comentario. —Eso no era coraje. Estaba muerto de miedo. Simplemente le temía menos a la muerte que a lo que sea que creyera haber visto. La muerte solo fue su forma de seguir huyendo. Se le veía en los ojos.

Los ojos de Jon eran tan grises como los de su padre, y parecían ser capaces de juzgar todo aquello sobre lo que se posaran con calma y precisión.

—Que los Otros se lleven sus ojos. — maldijo Robb tratando de no parecer impresionado por la precisión con que su hermano había juzgado los pensamientos del hombre muerto — Murió como un hombre. ¿Una carrera hasta el puente? — añadió para desviar la conversación.

—De acuerdo — contesto el chico bastardo, espoleando su caballo en cuanto acabo de responder.

Robb soltó una maldición y salió galopando tras él, hasta que corrieron juntos camino abajo. Con los cascos de sus caballos levantando nubes de nieve tras de sí.

Robb junto a Jon galoparon hacia el puente, pero antes de cruzarlo Jon freno su caballo y le indico a Robb que hiciera lo mismo. Descabalgaron juntos mientras se dirigían a un costado del camino, donde un enorme lobo yacía muerto, y cinco cachorros trataban de beber leche del cadáver.

Los ojos de Robb se desviaron hacia el cuello del enorme lobo «Es un Huargo» recordó, se trataba de la bestia que servía como sigilo de la Casa Stark. Se decía que los Reyes del Invierno hace más de ocho mil años tenían Huargos como mascotas, y que eran los mas fieles protectores de sus amos. En el cuello Robb vio un objeto extraño, enterrado profundamente por debajo de la mandíbula.

Pero luego su atención se volvió hacia los cachorros. «Hay cinco, uno para cada uno de nosotros si dejáramos fuera a Rickon»

—Jon, deberíamos informarle a nuestro padre. Puede que sea una señal o regalo de los Antiguos Dioses.

Jon asintió, monto en su caballo y regreso por donde habían venido. Robb por su parte recogió a un par de cachorros, eran pequeños y mansos, no se revolvieron en sus manos cuando los tomo, contrario a las expectativas que había tenido al pensar que se resistirían, aunque fuera un poco.

Jon regreso trayendo a Lord Stark y al resto del grupo. Cuando vieron al enorme lobo muerto en el suelo todos se alarmaron.

—Por los siete infiernos, ¿qué es eso? —preguntó Greyjoy.

—Un lobo —le dijo Robb.

—Un monstruo —replicó Greyjoy—. ¡Qué tamaño!

No es ningún monstruo —dijo Jon con calma—. Es una loba Huargo. Son mucho más grandes que los otros lobos.

—Hace doscientos años que no se ve un lobo Huargo al sur del Muro —dijo Theon Greyjoy.

—Pues ahora estoy viendo uno —replicó Jon.

—Dioses, ¿Cómo murió? —la voz de Lord Stark era un tanto solemne.

Robb se apresuro a mostrar el objeto que había descubierto bajo las fauces de la loba.

Jory se acerco y con una mano extrajo el objeto que causo la muerte del Huargo. Se trataba de un asta de venado con las puntas romas por el desgaste. Robb noto que todos en el grupo parecían estar asustados por el descubrimiento. Vio que Jon tenia el ceño fruncido y murmuraba algo sobre un venado que causaba el fin del lobo Huargo. Robb no lo entendió, y mientras lo pensaba Jory se giro hacia Robb y noto que tenia algo en sus brazos.

Cuando Jory vio lo que Robb tenía en sus brazos, se acercó y dijo que debían matarlos, que eran bestias salvajes y podrían ser un peligro.

—Mi señor — dijo Jon dirigiéndose a Lord Stark. Robb odiaba cuando su hermano actuaba como si no estuvieran emparentados. «Somos hermanos, somos familia… porque…» los pensamientos de Robb se perdieron cuando Jon continuo. —hay cinco cachorros en total, tres machos y dos hembras, uno para cada uno de vuestros hijos legítimos. El lobo Huargo es el emblema de su Casa, estos cachorros fueron enviados por los Antiguos Dioses para sus hijos.

Robb apenas podía dar crédito de lo que su hermano había dicho… Jon había sido el que encontró a la loba muerta, solo encontraron los cachorros por él… Y, aun así, para convencer a su padre se había excluido a si mismo de poseer un Huargo.

Lord Stark también comprendió lo que acababa de hacer Jon, y una mirada de dolor fue claramente visible en su rostro.

—¿No quieres un cachorro para ti, Jon? — pregunto su padre.

—El lobo Huargo ondea en el estandarte de la Casa Stark — señalo Jon —Yo no soy un Stark, padre.

Su señor padre miro a Jon, pensativo. Robb se apresuró a romper el silencio que reinaba.

—Yo alimentaré al mío en persona, Padre —prometió—. Empaparé un trapo en leche caliente para que la chupe.

—¡Yo también! —se apresuró Bran.

—Resulta fácil de decir, pero veréis que hacerlo no lo es tanto —dijo el padre después de estudiar larga y atentamente a sus hijos—. No permitiré que los criados pierdan el tiempo con esto. Si queréis a esos cachorros, los tendréis que alimentar vosotros. ¿Entendido? —Bran asintió a toda prisa. El cachorro se le retorcía entre los brazos y le lamía el rostro con una lengua cálida—. También tendréis que educarlos—siguió su padre—. Es imprescindible que los entrenéis. El encargado de los perros no querrá saber nada de estos monstruos, os lo aseguro. Y que los dioses os ayuden si los descuidáis, si los tratáis mal o si no los entrenáis. No son perros, no os harán carantoñas para conseguir comida, ni se marcharán si les dais una patada. Un lobo Huargo es capaz de arrancarle el brazo a un hombre tan fácilmente como un perro mata una rata. ¿Seguro que queréis esa responsabilidad?

—Sí, Padre —dijo Bran.

—Sí —asintió Robb.

—Y pese a todo lo que hagáis, los cachorros quizá mueran.

—No se morirán —dijo Robb—. No lo permitiremos.

—Entonces, os los podéis quedar. Jory, Desmond, recoged el resto de los cachorros. Ya es hora de que volvamos a Invernalia.

Pronto subieron nuevamente a sus caballos y comenzaron a moverse de regreso a su hogar. Pero cuando estuvieron en la mitad del puente Jon se detuvo.

—¿Qué pasa Jon? —pregunto su señor padre.

—¿No lo escucharon? — Jon hablo en casi un susurro. Luego dio la vuelta con su caballo para consternación de Robb y galopo de regreso al cadáver de la loba, descabalgo rápidamente y camino como si supiera el lugar al que se dirigía, se agacho en la nieve y luego regreso a su caballo con algo oculto entre su capa.

—Éste se debió de alejar de los demás —dijo mostrando el cachorro que llevaba.

—O lo echaron —replicó su padre, con los ojos clavados en el sexto cachorro.

El cachorro era diferente a los demás. Su pelaje era completamente blanco, y tenia los ojos abiertos mientras que los demás aun los tenían cerrados, además... sus ojos eran rojos como la sangre… «No es el mismo rojo que la sabia de un Arciano»

Robb estaba seguro de que ese cachorro era diferente… «Ese es el regalo de los Antiguos Dioses… los otros son solo una bonificación» Robb estaba convencido de ello.

Reanudaron la marcha hacia Invernalia, los tres hijos del Lobo Silencioso con un ánimo extremadamente bueno.

ตอนถัดไป