SI explosiones en League of Legends

Antes que nada quiero simplemente disculparme por cambiar la historia, al principio esto era un Deidara SI en noxus pero he cambiado de opinión creo que Deidara encajaría bien en Zaun como uno de los hijos de Vander (ya saben, hasta tiene mutaciones y esa pieza robótica en el ojo) además que la serie de Arcane me facilitaría el trabajo.

Segundo: Es posible que si este fic acabe con muchos capítulos termine incluyendo yo mismo personajes que no salieron en la serie como Seraphine, Jana, Mundo, Zac, Twitch , un Warwick alternativo etc...

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Aquí estábamos. Honestamente, pensaba que al morir todo acababa, que te comían los gusanos y ya. No esperaba conciencia después de la muerte. Pero aquí estoy, en un espacio blanco infinito, sin cuerpo, sin dolor, pero con pensamientos.

Curioso.

Lo último que recuerdo antes de llegar aquí fue estar en la calle, viendo un AMV de la pelea de Deidara contra Sasuke con música de Linkin Park, cuando noté a un niño en la carretera. El coche venía demasiado rápido. No lo dudé. Lo empujé con todas mis fuerzas. Lo último que vi fue una luz enceguecedora y luego, nada.

Bueno, no me arrepiento. Al menos salvé al niño. Pero nunca creí en el cielo o el infierno.

Ahora que lo pienso, ese AMV me dejó un mal sabor de boca. La pelea de Deidara contra Sasuke siempre me pareció injusta. Era como si el propio Kishimoto hubiese diseñado a Sasuke genéticamente para contrarrestar a Deidara.

"Que el elemento rayo sea superior a la tierra... bueno, supongo que Naruto no sigue la tabla de tipos de Pokémon." Luego estaba el hecho de que Sasuke podía ver las nanobombas de Deidara con el Sharingan, algo que, según recuerdo, jamás había podido hacer antes. "Como si fuera poco, spameó genjutsus hasta que ganó, y cuando todo parecía perdido, invocó a Manda en 0.0001 segundos para escapar de una explosión de 10 km de radio."

Nah, eso era favoritismo descarado. Kishimoto estaba fumado.

Aunque bueno, mis personajes favoritos siempre fueron Deidara y Sasori. Me parecían creativos, diferentes. Quizás sólo estoy siendo injusto con el autor.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de alguien frente a mí.

Un anciano.

Barba blanca, cabello largo y canoso, vestimentas antiguas. Su presencia no era imponente, pero irradiaba una calma abrumadora. Parecía sacado de esos cuentos donde el anciano sabio te otorga una profecía o te lleva en una aventura.

"Entonces..." comencé.

"Así es. Soy Dios" dijo con voz serena. "Te daré la opción de ir al cielo o reencarnar en otro mundo."

"Espera, espera… ¿Como en esos fanfics de dudosa calidad?" pregunté incrédulo.

El anciano asintió con un leve movimiento de cabeza.

"Exactamente. Como tu muerte fue heroica, te concederé un deseo. Puedes elegir un personaje de anime o videojuegos para reencarnar. Sin embargo, no puedes escoger a alguien capaz de destruir mundos o extremadamente poderoso."

Ni siquiera lo dudé.

"Elijo a Itachi Uchiha."

El silencio se hizo pesado.

El anciano frunció el ceño. Su voz resonó con un tono de exasperación que me puso nervioso.

"Itachi Uchiha..." murmuró. "¡Porque todos eligen al maldito Itachi Uchiha!"

"¿Eh?"

"Siempre es lo mismo. Cuando no eligen a Goku, eligen al estúpido lunático que masacró a toda su familia, vecinos y amigos porque odiaba la guerra. ¡No tienen imaginación!"

Me ofendí un poco.

"¡Oye! ¡Lo hizo porque si no habría muerto más gente! Si no recuerdo mal..."

Dios suspiró y murmuró algo que probablemente no era bueno para mí.

"Ya lo decidí. Esto es para mi diversión, no para la tuya. Serás un personaje de Naruto, pero no Itachi. Tendrás que entrenar."

"No me darás un sistema?" pregunté tontamente.

La mirada de Dios se volvió afilada.

"No."

Mierda. No soy fan de los sistemas, pero si iba a reencarnar, prefería tener uno.

"Ya me cansé de esto. Vi tu vida pasada y sé exactamente quién eres. ¿Te gustaban los explosivos, verdad?"

Mi corazón se detuvo por un momento. "¿Deidara?"

Una luz cegadora me envolvió.

"Adiós, si no me diviertes te enviare al infierno" el anciano se despidió de mi, amenazándome casualmente "No soy un dios benévolo, soy el dios del arte, compenso a los artistas, tienes permiso para hacer guerras y matar si quieres, lo necesitaras en un mundo como runaterra" "Tampoco estarás tan OP, tu velocidad no será la de los ninjas de Naruto, serás igual de rápido que una persona sin entrenamiento pero con talento, nada mas"

"Espera runeterra? No puedo elegir mundo?"

"Nope, pero me has caído bien porque tus gustos en los fics que lees, asi que... no un sistema, definitivamente no un sistema pero te daré una IA para que puedas recordar la trama y te ayude a hacer inventos, piensa en algo como chatGPT o Deepseek pero en tu cabeza"

"Adiós, si no me diviertes te enviare al infierno" el anciano se despidió de mi, amenazándome casualmente

Antes de dar una respuesta, la luz me envolvió, nublando mi visión y note como mi cuerpo desaparecía

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Mi visión volvió de golpe. Al principio, todo era borroso, pero luego los colores y formas comenzaron a definirse. Algo estaba mal. Podía ver mejor que nunca. No más miopía.

Pero sinceramente, preferiría estar ciego antes que ver dónde estaba.

Un basurero.

Pero no era el hedor lo que me perturbaba, sino la desnutrición de las personas a mi alrededor. Hombres y mujeres flacos como esqueletos, sus ropas hechas harapos. Algunos tambaleándose, con la mirada perdida, como zombis en un video de Estados Unidos.

Intenté moverme y noté algo extraño en mi cabello.

Rubio.

Mi corazón latió rápido. "No puede ser."

Miré mis manos y el horror me recorrió al verlas.

Dos bocas.

Vivas. Moviéndose. Sacando lenguas.

"¡AGH!"

Las bocas emitieron ruidos inhumanos. Con algo de esfuerzo mental, logré que se callaran.

"Mierda..."

Estaba en el cuerpo de Deidara. Pero no como el Deidara adulto que conocía, sino como un niño.

Alguien gritó.

Levanté la mirada y vi a la gente observándome.

No era sorpresa. Me miraban como si fuera un monstruo. Como si hubiese aparecido un demonio en medio del basurero.

No me gustó.

"¿¡Qué pasa, nunca han visto una boca antes!? ¡Largo!"

El sonido de mi propia voz infantil me sobresaltó. Había olvidado que ahora era un niño.

Pero tuve suerte. Los drogadictos y desnutridos de alrededor apenas podían caminar. Se alejaron tambaleándose, murmurando cosas que no entendía.

Suspiré, tratando de calmarme.

"¡Maldito Dios del arte!"

Ahora tenía que sobrevivir en este mundo. En Runaterra.

Y sin un sistema.