—Y tú debes ser la prometida de Enzo —preguntó Dmitri a Alicia.
Alicia se rió suavemente, extendiendo su mano derecha para estrechar la de Dmitri. —La novia de Enzo, aún no la prometida —aclaró.
Acto seguido, Alicia evitó la mirada de Enzo. Se sentía un poco sensible cuando el tema del matrimonio salía a relucir.
Mientras tanto, Lanny y Enzo permanecían callados, solo escuchando la conversación entre Dmitri y Alicia. Cuando sus miradas se cruzaban, ambos recordaban la apasionada noche que habían compartido en casa de Lanny.
Era tan incómodo encontrarse frente a frente mientras sus parejas conversaban alegremente, sin estar al corriente de los secretos que ocultaban.
Ahora que estaban allí, el recuerdo de aquella noche perduraba entre ellos. Cada quien luchaba con su propia culpa y confusión, sabiendo que habían cruzado un límite que no deberían haber traspasado.
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