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Enfrentarse al límite

La imagen de la sirena en la pantalla se desvaneció, y el silencio llenó la sala. Ian observaba con una calma calculada mientras Tarek permanecía a su lado. La información que había escuchado era valiosa, pero ahora tenía un objetivo más urgente.

Tarek dijo en voz baja, es hora de capturar el alma de esta sirena. No podemos permitir que escape.

Tarek asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Sin perder un segundo, Ian proyectó sus pensamientos hacia las almas de los aventureros que habia invocado ya que estos eran la mejor opción para realizar un ataque sorpresa, instruyéndolos en silencio: "Capturenla, ahora".

La energía alrededor de la sala cambió en un instante. Las almas se posicionaron con rapidez y precisión, formando un círculo invisible alrededor de Sora. Todo estaba preparado para el asalto. La sirena, ajena al peligro, apenas notó el cambio en el ambiente hasta que ya era demasiado tarde.

Sora, alertada por un leve temblor en su entorno, comenzó a recitar un hechizo, tratando de invocar un echizo. Pero antes de que pudiera completar las palabras mágicas los aventureros lanzaron un ataque coordinado, sora trató de esquivar el ataque pero Tarek levantó su mano, y un hechizo salió disparado de sus dedos. La energía arcana brilló con fuerza, envolviendo a Sora en un remolino de luz azul oscuro mientras ella trataba de soltarse.

Está atrapada dijo Tarek pero no durará mucho.

El hechizo se cerró a su alrededor como una serpiente. La sirena intentó resistir, pero las cadenas etéreas la inmovilizaron.

Con Sora atrapada en las cadenas mágicas de Tarek, Ian no perdió tiempo. Sabía que aunque era solo un fragmento de alma de la sirena, aunque incompleto, era inmensamente poderoso y Tarek no podria durar mucho tiempo con ella atada. Con determinación, nado hacia ella, sintiendo la energía vibrante que desprendía, como si su misma esencia estuviera luchando por liberarse.

Este es el momento murmuró Ian para sí mismo, extendiendo una mano hacia Sora.

Activo su habilidad de esclavo de alma, permitiendo que su energía comenzara a envolverse en torno a la figura etérea de la sirena. El agua se cargó de tensión, mientras su abilidad fluía hacia ella, como tentáculos invisibles que buscaban aferrarse a su esencia. A cada segundo, sentía la resistencia de Sora. Aunque atrapada, el alma luchaba con todas sus fuerzas, intentando romper las cadenas de su prisión.

Sora gritó, sus palabras imbuidas en una furia primordial. Ian sintió cómo una oleada de energía lo empujaba hacia atrás por un momento, pero mantuvo su control, aferrándose a su técnica. Sabía que este era solo el comienzo.

Tarek observaba con atención, listo para intervenir si algo salía mal, pero confiaba en las habilidades de Ian. Las almas de los aventureros, rodeaban la escena, protegiendo a Ian y asegurándose de que Sora no escapara.

No podrás liberarte dijo Ian en voz baja, concentrándose en mantener la conexión. Sin embargo, dentro de él, podía sentir lo fuerte que era el alma de la sirena. La lucha interna era brutal, y la energía de Sora retumbaba, como si todo su ser rechazara la sumisión.

Ian sabía que esta sería una prueba de resistencia tanto para él como para Sora.

El agua alrededor de Ian parecía comprimirse, como si la misma presión del mar tratara de aplastar su voluntad. La conexión entre él y el alma de Sora era un lazo tembloroso, cargado de una energía que fluctuaba violentamente. Cada segundo que pasaba, Ian sentía como si su mente estuviera siendo arrastrada hacia un torbellino de caos y una mezcla de emociones, lo golpeaban con una intensidad feroz.

Sora no solo estaba luchando por escapar; estaba tratando de destruir su alma. Ian pudo sentir el peso de su desesperación, su furia contenida, su resistencia inquebrantable. Fragmentos de su vida pasada parecían brotar a través de la conexión: recuerdos de su ciudad, de su gente, de la grandeza que alguna vez tuvo. Era como si Ian estuviera siendo arrastrado a través de su historia, enfrentando su dolor y su rabia.

El poder de Sora explotaba en ondas que amenazaban con romper el control de Ian. Sentía su energía rodearlo, como un manto frío y denso que intentaba sofocar su propia esencia. La presión mental era inmensa; Ian sabía que, si no lograba someterla pronto, su propia mente podría quebrarse.

A pesar de la lucha, Ian no cedía. Cerró los ojos por un momento, respirando profundamente mientras sentía el flujo de energía que compartía con el alma de Sora.

Cada intento de la sirena por liberarse era respondido por un contraataque de Ian, usando la técnica de esclavitud del alma.

No... te dejaré... escapar gruñó Ian, apretando los dientes mientras intensificaba su técnica.

El lazo entre ellos se tensó aún más. Las cadenas mágicas que Tarek había invocado se iluminaban con una energía violácea, temblando bajo la resistencia de Sora casi partiendose. Ian sintió un estallido en su mente, como si una barrera se hubiera roto, y en ese instante, vio a Sora mirarlo fijamente con una mezcla de desafío y terror.

Era una batalla de voluntades, y ambos sabían que solo uno podría salir victorioso.

Ian sentía que sus fuerzas se desvanecían. Cada segundo que pasaba bajo la presión del alma de Sora, su cuerpo temblaba y su mente se desbordaba por el esfuerzo de mantener el control. La sirena no cesaba en su lucha, y por un momento, Ian creyó que la perdería. Sin embargo, en el fondo de su ser, una chispa de determinación brotó, recordándole por qué había llegado hasta allí.

Apretó los puños con más fuerza, dirigiendo su voluntad como una espada afilada hacia el alma de Sora, cuyos intentos desesperados de liberarse se intensificaban con cada segundo. Las cadenas mágicas de Tarek comenzaron a vibrar con una energía. La conexión entre ellos se estrechaba aún más, y Sora, sintiendo que su resistencia empezaba a quebrarse, lanzó un último grito mental que reverberó en la mente de Ian.

"¡No me someteré! no caeré ante un invasor!"

Las palabras de Sora resonaban con la fuerza de mil tormentas, cargadas de un orgullo inquebrantable. Pero Ian no vaciló. Tomó ese grito de desesperación y lo canalizó a su favor, empujando con toda su energía hacia el núcleo del alma de Sora, buscando dominarla completamente.

El sudor goteaba por su frente dentro del traje, su cuerpo temblaba bajo el esfuerzo titánico, pero entonces, algo cambió. En medio de esa lucha implacable, Ian sintió un pequeño clic, como si una cerradura invisible hubiese cedido ante su persistencia. Las corrientes de energía que rodeaban a Sora comenzaron a disiparse lentamente. Su resistencia, antes furiosa y desbordante, se desvaneció como una marea que retrocedía, dejando tras de sí solo un profundo cansancio.

La sirena, agotada por la batalla, lanzó un último suspiro etéreo antes de inclinar su cabeza en señal de derrota. Ian lo había logrado.

Sintió el poder de la habilidad de esclavo de alma envolviendo a Sora como un manto inquebrantable, atándola a su voluntad de manera irreversible. La conexión entre ellos ahora era fuerte, pero tranquila, como una corriente apacible. Aunque el alma de Sora era solo un fragmento, había sido increíblemente difícil de esclavizar. Ian lo sabía, y ahora entendía por qué.

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