Dora y Archi volvieron al palacio luciendo muy tristes —No debería pasarle nada —Archi sollozó.
—No le pasará nada, ella estará bien —Dora acarició su cabeza.
—¿Quién le hizo eso? ¿Por qué esa persona es tan malvada? —Él se cubrió la cara con la mano.
—Sólo oremos para que se mejore, y claro que lo hará —ella lo consoló.
—Espero que no le pase nada —él se mordió los labios, rezando por su salud una vez más.
—Estará bien —Dora dijo otra vez.
Entraron juntos al palacio para encontrar a una preocupada Elena y a Oberón.
Dora apretó los labios e intentó pasar de largo, pero Oberón la detuvo.
—Espera, por favor, dínos qué pasó. ¿Dónde está ella?
Dora se encogió de hombros —Con el doctor, por supuesto —rodó los ojos secretamente.
—Yo sé, pero ¿está bien? ¿Qué dijo el doctor?
Dora desvió la mirada, con lágrimas a punto de caer por su rostro.
—Está al borde de la muerte —susurró.
La mandíbula de Elena se desencajó —¿Al borde de la muerte? ¿Qué quieres decir?
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