Era el mediodía, del mismo día.
Padre e hijo fueron a casa para almorzar con su esposa y madre.
Fideos con salsa y carne picada, un jugo de naranja y mango, queso rallado.
Un manjar, poco después de terminar, la familia fue a tomar una siesta de tres horas.
A todo esto, Tadeo quedo pensando lo que le dijo Nikolai y hablo en voz alta en su habitación.
-solo tengo que sobrepasarlo… pero cuesta mucho, solo el hecho de caminar a oscuras me pone tenso y una sensación en la espalda.
Pero tengo tiempo ahora, trabaje sobre mi ginofobia y tactofobia, debo ser más paciente y calmado…
Y más educado y con tacto. Más comprensivo y más compañero.
Supongo que comenzare ahora, de la nada.- pensaba en voz alta Tadeo.
Se levantó en un instante pero al hacerlo hizo que se mareara, una gran conmoción pasó por su cabeza.
Después de ver estrellas por unos segundos, su vista volvió ser normal, sacudió la cabeza con fuerza y camino hacia la radio.
Y el silencio envolvió la habitación, la brisa de verano todavía persistía en estos meses.
Pronto un zumbido comenzó resonar en su cabeza, sintió un nudo en la garganta.
Como si le costará respirar, fue a la ventana y escucho a la naturaleza, pájaros, brisa, ruidos de ciudad y vecinos comiendo asado.
El zumbido penetrante todavía persistía, pero Tadeo inhalo y exhalo con calma.
Agarro la base de su ventana que estaba abierta en par en par, sus manos se pusieron blancas de la fuerza.
A todo esto cerró sus ojos mientras se concentraba en el pitido.
Su respiración comenzó a calmarse, su rostro dejó de tensarse o hacer muecas.
El zumbido empezó a disminuir su volumen penetrante a un rango apenas audible incluso para Tadeo.
-supongo que es un primer paso… intentaré dormir así a ver que tal.- dijo con amargura mientras que su cuerpo se relajaba.
Se acostó y como siempre titán estaba encima de la cama en la zona de los pies.
Cada respiro que hacía se volvía menos audible, sus ojos tapados por su párpados apenas se movían.
Poco después entro en el mundo de los sueños.
No pasaron ni tres horas cuando vino su madre para despertarlo para ir a tocar al café.
Su madre leila no ignorante, se dio cuenta que la radio estaba apagada.
Ella despertó con cariño a su hijo, mientras acariciaba su rostro y titán se acercó también pidiendo cariño.
Mostró su barriga mientras movía la cola, Leila divertida lo acaricio también.
Tadeo se despertó, se estiro ruidosamente y fue al baño a lavarse el rostro.
Agarró el estuche de su guitarra y fue al falcón, lo puso en el asiento se atrás y fue adentro de la casa para tomar algo.
Como habría sobrado jugo; y que estaba en la heladera; estaba fresco, tomo unos tragos y vio que su papá lo estaba mirando.
Él asintió y los dos fueron al auto, pero su padre le dijo que fuera atrás.
El niño no le dio importancia y solo se encogió de hombros, y al mirar la puerta de su casa.
Notó que su madre vestía un vestido color crema qué mostraba su clavícula y tapaba sus hombros.
Junto con unos tacones del mismo color, como siempre su hermoso pelo estaba suelto.
-¿ma puedo preguntarte algo?- dijo el niño mientras todos se ponían el cinto de seguridad.
-¿si que paso amor?- preguntó ella mientras los miraba por el espejo retrovisor.
-¿si yo me visto de manera diferente a la de ahora, haré que mi fobias no se activen?- dijo dudando Tadeo.
-¿en que sentido?- preguntó confundida.
-tipo, me visto algo que nunca llevaría y a la vez que oculto mi cara ¿mis fobias se activarán?- preguntó incluso confundido por su pregunta.
-ni idea, no perdes nada intentándolo, pero hacelo enfrente de nosotros o de Femi.- dijo ella advirtiéndole.
-probalo mañana.- comentó el padre mientas conducía.
-si me desmayo, ya tenes a alguien quien culpar ma- dijo divertido Tadeo, algo raro ya que nunca muestra ese lado.
Solo muy pocas veces, solo aparecía cuando estaba benjamín o sus hermanos y hermana.
Al ir por la avenida Rivadavia y llegar al café Bella Vita de Alessandro, notaron que había grandes cantidades de personas.
Sea en el primer o segundo piso que era una terraza.
Era una arquitectura entre italiana y occidental moderna hecha de cemento, piedra caliza y madera oscura.
Al entrar la familia notaron docenas de miradas pero la expresión de Marcelo las hizo retroceder.
Y contrastando al hombre serio, Alessandro los recibió acaloradamente como si fueran amigos de toda la vida.
Pero al recordar que Tadeo tenía tactofobia quiso retirar su mano pero lo impensable para él sucedió.
Sintió la mano suave de Tadeo apretando su mano con fuerza y él por instinto lo hizo.
-¿Qué cambio?- preguntó el sonriendo.
-paso a paso supongo.- respondió Tadeo ligeramente.
-por cierto hay una sorpresa cuando vayas a tocar.- dijo mientras se ponía a su altura.
-¿esta tu hermana?- preguntó burlonamente Tadeo.
-…- Alessandro solo lo miró con una mueca divertida y enojada.
-no. Tus productores o algo así vinieron, junto con un ruso gigante, trajeron a unos pibes para tocar con vos.- dijo mientras guiaba a la familia.
-por cierto, señor y señora Ledesma, si quieren algo invita siempre la casa ya que gracias al genio este atrajo muchos clientes.- dijo mirando a los padres.
-gracias por el marketing supongo.- comentó Tadeo.
-si, y agradéceme mejor tocando, por cierto, hice que las mesas cerca de donde tocas sean solo hombres debido a tu fobia.- dijo palmeando el hombro.
-gracias, supongo que te debo una.- dijo Tadeo mirando el lugar por dentro.
Sean mesas, sillas, porta servilletas, todo era de madera oscura, incluso sillones.
Solo los muebles de la terraza son de hierro forjado y clavados en el suelo debido al viento azotador del sur patagónico.
-Ahora no hay nadie, pero dentro de un rato o más enseguida ya vendrán las personas, así que ándate preparando.- dijo mientras le daba palmadas en la espalda.
Tadeo fue al escenario y notó a un grupo de hombres de al menos veintidós años o más.
Y al lado de ellos estaban el negro y el turco.
A lo lejos vislumbro a Nikolai tomando café y al lado de él un cenicero con un cigarro encendido.
Este le asintió e iba hacia él, Tadeo por su parte se acercó a sus productores.
-hola de nuevo.- dijo Tadeo al dúo mientras esperaba que presentará al grupo de cuatro hombres.
Un hombre indio al parecer nacionalizado argentino, de cabello negro largo y ondulado con un toque de gel para un estilo rockero.
Ojos marrones brillantes y expresivos, un rostro ovalado, pómulos altos y sonrisa encantadora.
Su ropa era rockera por decir de algún modo, remera de banda, jeans ajustados y campera de cuero.
Tenía unos veintidós años por ahí.
Un chico de unos veintitrés, cabello rubio, corto y espigado con un toque de gel como un look deportista.
Ojos celestes vivos y llenos de energía, rostro cuadrado con mandíbula fuerte y sonrisa contagiosa.
Tenía puesta ropa deportiva, campera, zapatillas y pantalones de chándal.
Había otro de veintidós años, cabello castaño largo y lacio con un toque de rizos.
Ojos verdes profundos e introspectivos, rostro delgado, pómulos altos y mirada pensativa.
Usaba ropa bohemia, remera de seda, pantalones de lino y sandalias.
Y por ultimo un hombre de veintitrés años, cabello negro, corto y elegante, ojos verdes y marrones haciendo confundir a las personas haciendo que lo confunda con ojos grises.
Unos ojos calmados y sabios. Rostro ovalado, nariz recta y sonrisa serena.
Utilizaba ropa clásica, camisa de vestir, pantalones de traje y zapatos de cuero.
Ellos eran Mauricio Singh de la India, Rodrigo Oliveira de Brasil, Julián Vega de Perú y Leonardo Márquez de Venezuela respectivamente.
Sus apodos eran el Gallo, Príncipe, Sombra y Dandy respectivamente.
Y cada uno ellos lo saludaron con la mano y aunque no estaba acostumbrado, Tadeo les devolvió el gesto.