Rayven permitió que Angélica llorara tanto como necesitara y luego, cuando se calmó, escuchó mientras ella hablaba de su madre. Él también se emocionó mientras escuchaba. Había extrañado a su madre tanto y por sus historias su madre le recordaba a la suya. Cálida, sabia y gentil. Llena de amor y fuerza. Su madre había mantenido la estatura a pesar del abuso diario de su padre que fue seguido por el suyo. El abuso de su hijo. Cuánto debió haber dolido. Se odiaba aún más ahora.
Había tenido una madre durante tantos años a la que nunca apreció y Angélica, que tanto deseaba una madre, perdió la suya. La vida era injusta o tal vez simplemente no discriminaba entre las personas buenas y malas. Tomaba y daba al azar y algunos tenían suerte y otros mucha mala suerte.
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