—¡Madre! —gritó Morava, devolviendo a Sirrah al presente—. ¿Cómo es posible que esa esclava sea la verdadera heredera? Sabía que padre tenía una compañera, a la que rechazó, pero ¿por qué nunca mencionaste a su hija? ¿Cómo sobrevivió la niña? Me dijiste hace tiempo que la mujer fae se había ido por su cuenta y luego fue cazada por los lugareños por practicar magia negra, ¿qué es lo que me estoy perdiendo? —Tomó otro jarrón de porcelana y lo arrojó contra la pared, rugiendo de ira.
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