Embalsamador
Erick Von Daniel, fue un excéntrico profesor cautivador de damas y caballeros. Aunque se destacaba por su manera de actuar y sutil a la hora del cortejo.
Berenice fue unas de sus anfitrionas
¡Por aquí por favor! ¡Es muy amable usted! – Ella ingresó como muchas y muchos – Von Daniel es un galán según los comentarios ¿Algo de beber? Un té, será ideal ¡Perfecto!
No tardó en alcanzar ambas tasas. Era una especialidad de aquel. Al beber y reír. Berenice se vió en un sueño formidable con aquel hombre.
Despertó en una cama atada de pies y manos.
¿Eh? ¡¡¿Qué está sucediendo?!!
El profesor estaba en otra habitación. Al lado de ella dos camas más. Dos mujeres de unos treinta años y en el suelo un torso del que sería un joven
¡Ukk! Sintió una arcada terrible en su pecho queriendo vomitar por el espanto. Las dos mujeres estaban impolutas y sus rostros parecían serios como si hubieran visto un infierno.
Ella intentó zafarse de aquel sitio, pero sus manos y piernas estaban aferradas a cintos de cuerina resistente.
Por favor, no se entrometa en mi trabajo. Pidieron un cuerpo perfecto de una mujer muy parecida a usted. Ya sabe hay personas que le encanta el recuerdo ante la perdida. A otros le gusta el fetiche del látex.
El profesor tomó un escalpelo y lo pasó finamente como acariciando la piel sin hacer daño alguno.
¡¡¡Noo!!!..¡¡¡Déjeme!!! ¡¡Shh!! Tranquila será rápido, aunque un tanto doloroso. ¡¡¡Ahhhhhh!!! – comenzó a gritar ante el corte profundo abriendo los músculos como si estuviera desplumando una gallina. Luego de abrir cada brazo, fue al pecho. Su busto estaba contraído por los nervios, pero al doctor no le importó en lo más mínimo.
Hizo un tajo grande y profundo. Y luego comenzó abrir cada parte hasta dar con los órganos. El dolor era importante para el trabajo. Luego ante el shock la mujer se vió mareada por el miedo y la adrenalina.
Aquel coloco las mangueras drenando la sangre y luego de quitar las gotas Berenice estaba lista, inyectando una glicerina especial para el embalsamamiento.
El profesor Von Daniel, es un experto y el mejor de su clase. En una época en la cual no importa la muerte, muchos prefieren tener a alguien para siempre. El doctor les da esa oportunidad.
El magnate Cheess quien pedía una dama refinada, callada, y con recato, recibió a Berenice.
¡Pero eres hermosa! – Rozó su piel seca y perfectamente cuidada –
Otros y otras pedían muchachos y muchachas. Era un negocio perfecto tener compañía por siempre. Y nadie podía quejarse.