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¿En un libro?

Todavía podía recordar el día que encontró este libro.

El libro estaba ubicado en la Biblioteca del Universo, donde se guardaban las historias de todos los protagonistas de cada generación en todos los mundos.

Era un lugar mágico.

Naturalmente, por lo general no estaba abierto al público y era accesible solo mediante una solicitud especial.

En cuanto a por qué ella tenía acceso ilimitado, era porque el guapo bibliotecario con monóculo era su amante.

También ayudaba que ella era conocida como una genio mago y que muchas de las cosas prohibidas que hacía se pasaran por alto.

Le encantaba leer estos libros sobre diferentes personas, diferentes mundos, diferentes culturas.

Desde que había descubierto el lugar, casi siempre se quedaba varias horas como mínimo.

Su larga vida de mil años ni siquiera se había consumido en una fracción todavía, pero ya estaba aburrida de este mundo.

Este era un mundo de magia elemental y... bueno, eso es todo.

Apenas si había monstruos sobre los que practicar, a menos que fueras directamente a las montañas a enfrentarte a esas bestias a propósito...

Se podría decir que este mundo de Magia, Magia, era tan estable que se había vuelto insípido.

Aunque entrenaban duro para luchar desde jóvenes en caso de emergencias, apenas había oportunidades para aplicarlas.

Claro, esto era algo bueno, por lo que ella se conformaba felizmente con satisfacer sus ansias de aventura a través de los libros, en vez de convertirse en villana y causar caos por todas partes solo porque estaba aburrida.

Definitivamente tenía el potencial para hacerlo.

En retrospectiva, podría ser otra razón por la cual tenía acceso ilimitado a la biblioteca...

En cualquier caso, había desarrollado un anhelo por la singularidad de otros mundos.

Ansíaba aventuras e innovaciones. Y ansiaba una vida emocionante más allá de solo magia.

Se quedó toda la tarde para terminar un libro sobre un hombre en algo llamado un mundo de cultivo.

Tenía su harén con el que crecía y disfrutaba a medida que ganaba poder. La historia de débil a fuerte le llegaba y era muy divertida de leer.

Se levantó y buscó entre los estantes su próximo libro. Esta vez fue hacia las historias de supervivencia, porque de repente sintió la necesidad de la emoción.

Sus delicadas manos seguían los títulos. Había todo tipo de títulos como 'Los Monstruos Aparecen', 'Se Abren las Puertas del Infierno', 'Lanzado al Mundo de las Bestias Alienígenas', 'Sobreviviendo al Apocalipsis', 'Plantas y Zombis', entre otros.

Entre cientos de títulos, sin embargo, sus ojos se sintieron atraídos por un libro azul grisáceo brillante justo por debajo de su nivel de ojos.

Tenía un color similar al de su cabello y ojos, por lo que le resultaba particularmente curioso ya que las historias apocalípticas y de supervivencia tenían portadas más oscuras.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de acercarse a él, sintió unos brazos fuertes envolviendo su plano estómago, tirando de ella hacia atrás.

Luego sintió a alguien apartando el cabello de su cuello, seguido por besos húmedos y cálidos recorriendo el lado de su cuello.

El calor se deslizó hasta sus oídos, un lugar sensible para ella, y el aliento cálido de la persona se cernía.

—Hmm... —Su mano se movió hacia el lado del rostro del hombre, alentadora. Él comenzó a lamerle la oreja y ella contuvo la respiración cuando él le chupó el cuello.

—T-Teo —lo llamó, girando la cabeza hacia el guapo bibliotecario pelirrojo con gafas cuya primera vez había tomado ella misma—. ¿Ya terminaste con el trabajo?

El hombre se inclinaba, sobrevolando sobre ella. A su pregunta, él asintió pasivamente, con los ojos fijos en sus labios. Ella se rió y giró el cuerpo para que sus labios pudieran encontrarse con los de él.

Teodoro respondió gustoso a su beso y sacó la lengua para facilitar la entrada. Saboreó su lengua y el fondo de su boca, succionando.

Los sonidos de sorbos de sus besos resonaban a través de los pasillos vacíos, aumentando su temperatura.

Aún insatisfecho, la llevó al amplio sofá cercano. La dejó sentarse en su muslo, antes de inclinar su cabeza para saborear su cuello de nuevo, su aliento caliente esparciéndose por todo su cuerpo.

Mientras probaba su piel, ella pudo oírle murmurar —Realmente te gustó lo que estabas leyendo.

Ella podía oír un puchero en su voz.

Ella se rió, divertida. ¿Lo había ignorado por demasiado tiempo?

—Ay, lo siento —su voz aterciopelada entró en sus oídos y hasta su columna vertebral. Ella le rodeó los brazos con fuerza, dejándole sentir sus curvas.

—¿Cómo te compenso? —sonrió ella, con sus hermosos ojos mirándole, lista para atender a su solicitud.

La vista lo excitó pero no se lanzó sobre ella. Después de todo, pronto vendrían personas.

En lugar de eso, solo besó el lado de su rostro con una sonrisa —Definitivamente aceptaré esa oferta más tarde.

—Oh —dijo ella y asintió, dejando descansar su cabeza en los hombros de él.

Mientras descansaba cómodamente contra su pecho, ella miró los enormes estantes repletos de libros de varios pisos de altura —Entonces, ¿todas estas historias sucedieron en nuestro y otros mundos?

—No necesariamente. Muchas de ellas aún no han sucedido —respondió él.

—¿Oh? —Ella reflexionó, muy interesada —Son como libros del destino, ¿entonces?

—Hmn...

Ella miró alrededor con interés —¿Sabías... hay una mención en el libro justo ahora, sobre la existencia de universos paralelos? —Ella dijo —Y cómo hay versiones de nosotros ahí afuera...

—Hmmm —asintió él —Pero no en todos ellos. Solo puede haber dos a la vez, como espejos.

Ella asintió con cariño, evidentemente muy interesada, pero en lugar de contarle más, Teo no podía evitar besarla de nuevo.

Inevitablemente, los besos se profundizaron y ella fue empujada hacia abajo en el sofá, con Teo besando el lado de su rostro hacia el sur hasta su cuello y clavículas.

Ella musitó y masajeó su cabeza mientras él la acariciaba, su cabeza arqueándose contra el reposabrazos.

Curiosamente, ella abrió los ojos en ese momento y lo primero que vio fue un libro en el estante detrás de ella.

Era ese curioso libro azul plateado que había atraído su atención.

Había sin duda un montón de libros en ese estante, pero este libro y su portada brillante mantenían sus ojos y curiosidad.

A pesar de todas las distracciones, logró leer su título.

'Triángulo Amoroso en el Apocalipsis' decía.

En ese momento, su mente estaba toda en la tibia lengua húmeda rastreando su piel así que, solo pensó de pasada: 'qué título más extraño'.

¡Afortunadamente, al final sí leyó el libro, de lo contrario se habría sentido con mucho remordimiento ahora!

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