Rosina se plantó delante de su padre con una expresión facial seria. Estaba emocionada pero a la vez emocionada, ya que sería la primera vez que se quitaba la piel falsa que usaba alrededor de su familia.
—¡Ja, ja, ja! ¿Qué clase de comedia es esta? —se rió Cleto de todo corazón cuando se dio cuenta de que Draco no se movía para luchar contra él, sino que Rosina era quien estaba en una postura ofensiva.
Rosina se mantuvo quieta. No le tenía miedo a su propio padre. Su cuerpo incluso estaba ansioso por vengarse del hombre que la había llevado al límite.
—Ah, parece que la pequeña perra por fin consiguió algo de coño para plantar cara —sonrió Cleto, divirtiéndose de que Rosina le enfrentara sin miedo en sus ojos.
Rosina se mantuvo calmada. Las palabras de su padre no la afectaban lo más mínimo ya que todo en lo que podía pensar era en arrancarle el corazón latiente del cuerpo.
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