Rosina echó un vistazo a Draco, limpiando la mesa y el suelo del semen mientras se vestía. No tuvieron sexo, pero la nueva experiencia les había proporcionado placer.
—Draco, tengo una idea —afirmó Rosina y se enfrentó a Draco—. Tenía problemas con su plan, pero después de lo ocurrido, había decidido qué haría.
—¿Qué es? —preguntó Draco con una sonrisa mientras seguía limpiando la mesa.
—Me iré mañana y quiero que te ocupes de esta manada como su Alfa —dijo Rosina con firmeza—. Su rostro mostraba que estaba seria y decidida con su decisión.
—¿Qué quieres decir? ¿Adónde vas? —Draco se levantó—. No esperaba que Rosina dijera esas palabras y le preocupaba más que ella fuera a irse a algún lugar otra vez.
—A hacer mi plan —respondió Rosina—. No quería decirle a Draco lo que estaba a punto de hacer, ya que él podría detenerla de nuevo, y la última vez que eso sucedió, pelearon.
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