Fina había entregado los pepinos a la habitación de Rosina en un plato con un pelador. No hizo preguntas y dejó la habitación, dejando a Rosina sola.
Rosina miró el plato. Había dos pepinos; uno era enorme, mientras que el otro era de tamaño medio. Tomó el plato y fue al baño para tomar un baño.
—Te mantendré impecable —afirmó Rosina y limpió los pepinos minuciosamente con agua caliente antes de deslizarse en la bañera.
—Hmm, me gusta esto —murmuró Rosina mientras salpicaba el agua sobre su cuerpo y esparcía algunos pétalos de rosa en el agua para perfume. Comenzó a lavar su piel y a disfrutar de su tiempo a solas. Su cuerpo caliente se estaba enfriando con el agua, pero no era suficiente para detener su lujuria.
Dado que Rosina no podía salir a conseguir un poco de p*lla para su agujero. Decidió comprometerse por el momento. Tomó el pepino de tamaño medio, y envolvió su mano alrededor de la circunferencia, moviéndola arriba y abajo, similar a cuando practicaba una mamada.
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