La Bebida del Cielo

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Rosina usó su fuerza para trepar la pared y se aseguró de no dejar sangre derramada en los alambres colocados en la parte superior. Saltó al otro lado y escapó con éxito del terreno del palacio.

—Eso salió bien —murmuró Rosina y arregló su capa antes de caminar colina abajo ya que la ciudad estaba ubicada debajo del palacio.

Ya que Rosina había sido testigo de la apasionada noche de una pareja, su cuerpo estaba en celo, y su mente solo pensaba en una cosa: una polla.

—Ah —sopló Rosina mientras trataba de calmar su respiración entrecortada. Cerró los ojos y sintió el frío aire de la noche golpeando su piel. De algún modo, el calor de su cuerpo se estaba calmando. Le tomó varios minutos antes de llegar a la entrada de la ciudad.

—Bueno, ¿adónde debemos ir ahora? —pensó Rosina mientras miraba las luces brillantes en los edificios y puestos cercanos. La emoción crecía dentro de Rosina, pero sobre todo, su lujuria estaba acumulándose.