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Capítulo 06 Fin de la guerra, un viaje comienza

POV Eddard Stark

290 AC

Un grito desgarrador, lleno de lamentos por los muertos, dispuso el ambiente salvaje en un terreno escarpado. Miles de hombres gritaron al son de los esfuerzos de un asedio sanguinario. Miles de flechas terminaron su largo recorrido, encarnados profundamente en los cuerpos de los defensores desafortunados. Cientos de hombres valientes cargaban hacia los muros, escaleras en mano, un intento más para someter Pike.

En la vanguardia del asedio, los arietes continuaron su curso en las puertas de Pike. Poco se podía hacer más que esperar los resultados.

- Tu carnicero tiene mis respetos, sabe cómo dirigir a los hombres, por lo menos hasta sus muertes.

El "carnicero" así lo llamo Robert, no era otro que Roose Bolton, un apodo por enviar a sus hombres a su suerte en un esfuerzo por demostrar su valía. De hecho, el campamento, lleno de sangre y mierda caballo, era testigo del sufrimiento de los hombres heridos.

- Lord Bolton fue siempre un hombre precavido, probablemente su imprudencia este calculada.

Nuevas tropas se preparaban para el siguiente asalto a Pike, al mismo tiempo que varios cadáveres llegaban desde el frente. Esta vez, en contra de todas las posibilidades, los Bolton habían hecho una contribución mayor que sus pares. No era habitual verlo jactarse, sin embargo, otros abanderados suyos redoblaron sus esfuerzos.

Dos mil hombres Bolton acudieron al llamado, varios tuvieron la suerte de tener cotas de malla, el resto tuvo que contentarse con la armadura de cuero. Por otro lado, la ingente cantidad de escudos, flechas, lanzas, etc. Hicieron de los Bolton, el segundo ejército mejor equipado del norte, salvo por sus propias tropas.

 La prominencia de la casa Bolton era palpable, otro problema más en la lista.

En su afán belicoso, Robert fantaseaba con una rebelión Bolton. Pero Robert era Robert, como siempre estaba más interesado en los placeres de la vida, que en lo que sucediera en el Norte.

- Solo es una demostración de superioridad. Dijo, seguro de su supuesto.

- Tu carnicero es tu problema. Aplastar el cráneo de algún Hijo del Hierro, eso sí que es una prioridad, antes de que acabe esta maldita la guerra y tenga que volver a King's Landing para calentar el trono. Dijo Robert.

- Tal vez Lord Bolton pida algo por su contribución, aunque no creo que los demás estén dispuestos a verlo actuar. Las recompensas siempre atraerían miradas.

- Eso es más que seguro ¿Porque no tomas a su heredero? Pregunto Robert.

- Domeric Bolton ya es escudero de los Redfort. Temo que las ambiciones de Roose Bolton nublen su propio juicio.

- ¡Entonces con más razón! Si quiere morder tu mano, tal vez la idea de su heredero en Winterfell le pondrá la correa en el cuello. Dijo Robert

Estaba más interesado en premiar la lealtad que tomar rehenes; sin embargo, Robert tenía razón, aunque tener la razón no lo vuelve la solución.

Tenía que encontrar alguna forma de contentar a sus hombres. Incluso si la recompensa que pedía Roose Bolton era tomada en cuenta, el resto de las casas del norte se pronunciaran. Eran decisiones tan espinosas que deseaba regresar a Winterfell, donde estos problemas eran mejor tratados.

- Siempre puedes unir las casas. Dijo Robert

- Sansa es apenas una niña y Arya un bebe, no voy a dar a mis hijas, menos a los Bolton.

- Es lo que tiene ser de una gran casa, el sacrificio, ¿Crees que quería casarme con Cercei?

Es lo que había, ser de una gran casa tenia… "sacrificios". Palabras honorables, pero ¿Qué de honorable tenia unir a su niña a los Bolton?

Recordó ciertas palabras, Roose Bolton lo dijo antes de partir a las Islas de Hierro. "No tiene que responder mi lord, el tiempo le dará un mejor entendimiento de lo que la casa Bolton tiene para ofrecer"

No respondió a su ridículo pedido, simplemente se quedó en eso, una petición. Aunque trato de negarse, Roose Bolton le dio tiempo.

Días después el maestre Luwin le informo de los no tan recientemente eventos, el comercio había empezado a surgir en los dominios Bolton. White Harbor había recaudado menos desde el último invierno a diferencia de su contraparte en Dreadfort, que no paraba de enviar más impuestos. Los Manderly no estaban contentos, más bien diría que preocupados.

Solo llego a preguntarse como retribuir sin ocasionar algunos malos entendidos.

- Sabes Ned el día que tenga una hija, rogare a los dioses para que no tenga el carácter de su madre. Cercei parecía sacar lo peor de Robert.

- ¿La reina no te deja hacer lo que quieras? Pregunto.

- Sigue siendo una Lannister, Ned; sin embargo, Jon tenía razón en algo, al menos su oro sirve bien para estos momentos inciertos.

Recordaba a los Lannister por Jaime Lannister, el mata reyes, aunque en esta ocasión el viejo león de Casterly Rock fue saqueado por los Hijos del Hierro. El oro de los Lannister estaba en juego si no los mandaban al fondo del mar.

- Por mucho oro que tengan, al final la guerra la ganan los ejércitos. Dijo, seguro de su afirmación.

- Tienes razón, aunque tu carnicero se empieza a parecerse a ese viejo león ¿No crees? Dijo Robert en tono irónico.

- Es solo uno de mis abanderados. Respondí

El norte carecía de muchas cosas, pero ciertamente los ejércitos no era una de esas cosas. Podía esperar, preguntaría que otra cosa quería, la unión no eran una opción. No uniría su casa a los Bolton, no, después de todo eran de lejos la casa con menos honor de todo el norte.

- Me pregunto si Jon conocerá al heredero Bolton, lo último que supe es que estaba de camino al Valle. Dijo Robert

- Es probable, aunque mi esposa me comento que Lady Lysa estaba nuevamente en la espera, pobre mujer. Tener un heredero para el viejo Jon se hizo difícil con el correr de los años.

- Los caminos del valle no son fáciles. Cada bendito invierno los salvajes bajan de sus montañas para asaltar…

- ¡AHHH! ¡Adelante!!! ¡Por su majestad!!! El grito detuvo nuestra conversación.

Gritos se escucharon a lo lejos, el frente esta agitado. ¿La puerta principal a caído? Se preguntó.

Cuando vio el horizonte, solo pudo ver a los hombres forzando las escasas defensas que les quedaban a los hijos del hierro. Pike había sido difícil de asediar, su estrecho ingreso dejaba poco margen; sin embargo, los asaltantes se agruparon en filas e ingresaron por el agujero que crearon, después de someter al ariete a días de intensos intentos.

- ¡Hora de la batalla Ned!, ¡Vamos!!!

- Si, su alteza.

Solo los dioses sabían que decidirá. Ahora tenía que evitar que su rey muera por algún mandoble o por su propia estupidez. Siempre era un deber más que una responsabilidad, pero después de todos estos años Robert no había cambiado en nada. Seguía siendo tan descuidado como tan buen guerrero.

POV Domeric

- ¿Estoy viendo mal o esa ave nos está viendo?

- No creo que sea un error, mi Lord, su vista es como la de un águila.

Drak tendía a ser un lame culos, pero tenía la disposición de no mentir, es lo que había aprendido de mi espada jurada en este corto viaje.

Estábamos en el Valle de Arryn. Drak y Dyron lideraban él grupo, éramos unos treinta hombres. No éramos los únicos que transitaban el camino, por supuesto. Cada cierto tiempo traspasamos algunas caravanas en el camino.

Las aves tampoco eran extrañas, solo que esta nos venía siguiendo desde los dominios de la Casa Hunter. 

- Sigamos nuestro curso. Ordene.

En noticias recientes, la guerra había concluido como estaba previsto. Los Greyjoy se rindieron y todos sus herederos varones muertos. Salvo el ultimo hijo que ahora era rehén en Winterfell. Por otro lado, el tan ansiado compromiso que mi padre quería, no se dio. "¡Maldición, a este paso terminare atado a un bebe!!!" Maldijo internamente.

Las contribuciones que realizo nuestra casa sirvieron poco, agradeció que Lord Stark tenga un sesgo por la paz. Si bien no fuimos "premiados" con una unión, su padre fue lo suficientemente audaz para pedir derechos, la construcción de una flota ahora era posible. Los Manderly no quisieron quedarse de brazos cruzados y también pidieron los mismos derechos. Ahora era cuestión de quien podía hacerse con los barcos.

Esta guerra dio a conocer las mejores condiciones de la casa Bolton. Buenas cosechas, madera, etc. Ahora también habría barcos. Según Uthor varios pueblos habían surgido en tierras de nuestra casa y en la desembocadura del rio Weeping Water una pequeña ciudad costera estaba naciendo.

- ¡Mi lord, algo se mueve adelante!!!

Fue Drak quien se dio cuenta, sus sentidos del peligro eran fenomenales.

- Los clanes de la montaña suelen incursionar por estos caminos, es eso o es otra partida como la nuestra. Dyron apoyo con su experiencia.

La larga travesía tendría algo de acción. Dyron como conocedor de estos temas, trajo a colación una variedad de conocimientos que cualquier viajero desearía tener. Era esencial a la hora de viajar por tierras inhóspitas.

- Drak dirige a la mitad de los hombres y averigua que sucede.

- ¡Si, mi lord!!!

Mientras el pequeño grupo dirigido por Drak se alejaba a la vista, las espadas de los hombres empezaron a ser desenvainadas. Si éramos emboscados era mejor estar preparados.

El terreno estaba a nuestro favor, sin embargo, si sus números nos superaban tendríamos que lidiar con una huida rápida.

El tiempo paso y los caballos estaban intranquilos en la silenciosa espera. En la distancia, algunos hombres corrían raudamente a nuestra dirección, no eran los nuestros, tenían armaduras oxidadas o vestían pieles. El olor demacrado se sentía incluso en la distancia, eran los clanes después de todo.

- No veo a Drak ¡Hombres prepárense para una retirada!!! El grito de Dyron advirtió del inminente encuentro.

- ¡Espera! Esos hombres…Están huyendo, hay miedo en sus rostros. Deduje calmadamente.

No fue un santo en su vida pasada, tal vista no era ajena. Cuanto más se acercaban, el olor a hierro sangrante se hizo presente. Casi de inmediato un grupo temerario jinetes apareció a sus espaldas, cargaban en frenesí hacia el grupo de salvajes, Drak y sus hombres gritaron en euforia cuanto el mandoble de sus espadas cortó a los salvajes.

- ¡Parece que Drak trajo un poco de diversión! ¡Hombres conmigo! Dijo Dyron

Los hombres cargaron. No fue una batalla, fue simplemente una masacre. Los hombres Bolton, de barbar gruesas y estatura promedio, blandieron sus espadas y rebanaron al enemigo como en partes desiguales. Las guerras de antaño eran más brutales en este sentido.

- ¡Mi señor, los salvajes estaban atacando una caravana! ¡Tuvieron la mala suerte de cruzarse en nuestro camino! Llego Drak a informar.

"Dioses, parece muy feliz, seguramente estar bañado en sangre sea la razón" pensó. Nos habíamos convertido en buenos samaritanos. Después de la carnicería realizada, uno diría, ¡Ay de los vencidos! Una extraña ave permanecía en los brazos de Drak. No era cualquier ave, era un halcón, el ave que nos seguía estaba ahora en sus manos.

- ¿Eso que tienes en las manos? Pregunte.

- Vino hacia mi cuando estaba encargándome de los que quedaban, creo perteneció al comerciante de la caravana. Respondió Drak

- Parece que esta domesticado, seguro que puede ser un buen regalo para Lord Arryn.

Los hombres entraron en la refriega hasta que el último de los salvajes se entregó. Sin meditar mucho, mi orden fue puesta en marcha, en el siguiente instante su cabeza rodo por los suelos.

Estas no eran mis tierras. Los clanes de la montaña podían ser salvajes, pero podían abrumarnos con más hombres. Sería el fin de mi viaje si dejaba testigos.

- ¡Continuamos! Drak dime que encontraste.

- Si, mi Lord.

El galope de los caballos nos acompañó al encuentro de la caravana, o lo que quedaba de ella. Era tal como describió Drak, había cuerpos regados por totas partes, al parecer nuestros comerciantes dieron batalla, ya que también había varios hombres de los clanes entre los muertos.

- Varias mujeres deshonradas, ningún hombre sobrevivió solo algunos ancianos. Informo Drak.

Los ojos de Dyron reflejaron la indignación que sentían los hombres a ver tal atrocidad.

- Drak, ¿Alguno de esos salvajes huyo?

- Eso no puedo asegurarlo, mi Lord. Dijo Drak

- Tenemos que seguir, vean quienes pueden montar, los que no puedan tendrán que ser sacrificados.

- ¡Eso es indignante, sufrimos por días a manos de esos salvajes!!! ¡Tenemos heridos!!!

Uno de los ancianos no tardó en quejarse de nuestro trato, cuando escucho mis mandatos. Nos llevaríamos a los que pueda montar. El resto en cuanto a mí respecta, eran informantes de los salvajes en potencia. 

- Es penoso, solo espero que sus almas descansen en paz. Se quejó Dyron, viendo al anciano quejarse.

El aire de indignación proveniente de mi espada jurada, me lleno de pensamientos maliciosos. ¿Era momento propicio de un lavado de cerebro? Se preguntó.

- Tu piedad me conmueve. Dije mirando a Dyron, el tono sarcástico llamo su atención.

- ¿Mi Lord? Es solo que tengo votos que he jurado proteger. Respondió Dyron

- Ya veo, entonces deberías terminar con su sufrimiento. Es parte de tus votos terminar con el sufrimiento, también ¿Verdad? Dije, señalando a los heridos.

Varios hombres voltearon a ver el espectáculo, Drak parecía tenso, mi propuesta no solo altero a Dyron. No era la primera vez que la reticencia de Dyron lo había molestado. Hay quien diría que molestar a un Lord era pedir la muerte; por otro lado, como futuro Lord, no era tan malo como para pedir la muerte de sus hombres por simplemente molestarlo.

"¿Quizá estaba más en el orden de los llamados hombres honorables?" Se preguntó.

Dyron podía ser muy sanguinario, pero también sentía mucho remordimiento hacia los desvalidos.

- Eres ingenuo a pesar de tu edad. Dije, señalando las debilidades de su avejentada espada jurada.

- Siempre he sido ingenuo mi Lord, no más que la mayoría. Respondió Dyron.

Con un suspiro que no encontré ni en los días más cansinos, me propuso terminar el asunto.

- Dyron, si no quieres hacerlo, entonces eres libre de no hacerlo…

Algunas gotas de sudor bordearon el rostro de su espada jurada. Había algo de nerviosismo en él, pocos se atrevían a intercambian palabras con algún noble de mente estrecha, incluso si ese noble era un mocoso destetado de diez años.

Dyron no era un caballero como tal, pero creía en su código moral, esto lo llevo por un camino de rectitud que al fin y al cabo hizo de él un gran guerrero.

- Entonces, se hará como usted quiera, mi Lord. Respondió su espada jurada cuando su espada fue balanceada inusitadamente.

La espada de Dyron corto el cuello del anciano que seguía hablado con vehemencia. Después algunos otros heridos también tuvieron el mismo final.

- Entonces continuemos, hay un largo camino por recorrer. Dije con cansancio.

.

.

.

Después de dos días llegamos al dominio de la Casa Wydman, las mujeres y los ancianos sobrevivientes se quedarían en lugar a lamerse las heridas.

Llego a enterarse por Lord Wydman que en el Valle no había tantos asaltos. Ese mismo día envió a varios hombres a investigar lo acontecido.

La noche de descanso despejo el estrés de la travesía. Algunos hombres aprovecharon la situación para embriagarse y prostituirse. Hizo preguntarse, cómo podían ser tan confiados frente de un preadolescente, si lo pensaba detenidamente, todo este viaje fue suficiente para que la confianza creciera. Incluso algunos tuvieron la audacia de pedir algunas monedas con mujeres a sus cuestas. Como se decía "Uno también era responsable de los pecados de sus hombres"

Solo después de dos días de libertinaje, nuestro viaje hacia Eyrie continuo.

Para consternación del grupo no hubo otro descanso hasta llegar a nuestro destino. Pasando por las tierras de la Casa Moore, Hardyng, Egen y Donniger. Los caminos de las montañas no presentaron más problemas. Por lo que sabía, era extraño que los clanes se aventuraran en el Valle. Pero eso solo podía significar que los clanes fueron ahuyentados y que algunos se aventuraron a asaltar las caravanas que transitaban.

Situado en el pico más alto de las Montañas de la Luna. Un enorme castillo blanco se alzaba imponente en la distancia. El tiempo que se tardó en concebir tal estructura era impensable. Si los relatos eran ciertos, era el castillo más pequeño e inexpugnable, en comparación con el de las otras grandes casas.

- ¡Ahhhhh!!! Un grito lejano, aparentemente eterno, se escuchó en la distancia.

El estruendoso grito se escuchó a lo lejos seguido de otros tantos. Solo por el tiempo que duro el aullido, uno podía deducir la causa de su largo llanto, era un largo camino hacia la muerte.

- No es tan dramático como esperaba, pero al final el castigo les dará el susto de sus vidas. Ciertamente es una experiencia única en la vida. Dije en reflexión

- ¿Se refiere a las ejecuciones, Mi Lord?

- Si, Drak, los señores del valle tienen una forma muy divertida de impartir la justicia.

- No encuentro honor en lanzar a un hombre hacia su muerte, mi Lord. Dijo Dyron

La opinión de Dyron se la llevo el viento, sin embargo, los gritos traumatizantes continuaron un buen tiempo antes de detenerse.

En la distancia las "Puertas de la luna" nos aguardaba. Era una fortificación que resguardaba el paso hacia Eyrie. Se dice que en tiempos antiguos servía como el hogar de los Arryn.

Una homogénea agrupación de hombres nos recibió con cautela en la entrada. Eran los afamados caballeros del valle, parados como estatuas, con arcos tensos, dirigiendo sus objetivos a nuestro pintoresco grupo.

 La respuesta pertinente sobre mi identidad y propósito se interrumpió, el leve grito que surgía de los condenados continuo justo en nuestro encuentro. Un tiempo después que cesaran los gritos nuevamente empecé.

- ¡Soy Domeric Bolton, hijo de Roose Bolton, Lord de Dreadfort ¡Vine a presentar mis respetos a Lord Arryn y su esposa, Lady Lysa Arryn! Grite a los nuevos conocidos.

En respuesta el silencio se prolongó por unos instantes. El silencio incomodo hizo que continuara con mis palabras, no podía dejar que lo intimidaran.

- ¡Me encuentro de camino a Redfort, donde seré instruido por los grandes caballeros del valle! 

La sonrisa de satisfacción de algunos guardias mostro su inclinación por los admiradores ¿Era tan sincero como un septo o estos hombres se tragaron sus palabras? Pensó. Eran famosos por su tradición caballeresca y por su recalcado orgullo, definidamente la astucia no estaba en la lista.

- Es bienvenido a Eyrie, Domeric Bolton ¡Abran las puertas!!! Respondió uno de ellos.

Con el estruendo grito de fondo, las puertas de la luna se abrieron, un ascendente camino rocoso se vislumbró en la distancia. Cada vez más cerca, la inexpugnable fortificación de los Señores del Valle demostró su máximo esplendor. Los hombres tuvieron que quedarse. Solo mis espadas juradas me acompañaron en el camino ascendente hacia Eyrie.

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