La tormenta, que antes rugía furiosamente, comenzó a amainar cuando Og'tharoz se calmó. El suelo bajo ellos finalmente se estabilizó, y el aire pesado con tensión dio paso a un silencio cargado de emoción.
Kaizen se puso de pie junto a Og'tharoz, su mano todavía descansando en el hombro de su amigo, un gesto silencioso de apoyo.
Og'tharoz asintió lentamente, aceptando las palabras de Kaizen. La tormenta emocional que había azotado el campo de batalla estaba comenzando a calmarse.
Sin embargo, Belial, el astuto demonio que había desatado la tormenta de odio, no estaba satisfecho con este desenlace. Quería ver de lo que era capaz Og'tharoz en su punto máximo, para poder gritarle al mundo entero que él es el demonio más poderoso que jamás haya existido. Sus ojos ardientes se fijaron en ambos y, por un momento, su confianza vaciló, pero pronto se recuperó.
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