—Esta es su habitación, mi príncipe, además, el señor se pregunta si desea acompañarlo a cenar hoy —dijo la sirvienta mientras le mostraba a Lucius su habitación.
—Dile al señor que será un placer para mí unirme a él en la cena —respondió Lucius mientras entraba en el dormitorio de invitados en el palacio y cerraba las puertas con fuerza.
Una vez dentro, Lucius frunció el ceño profundamente, en la carrera por convertirse en el príncipe heredero, estaba aprovechando cada oportunidad que tenía para hacer conexiones diplomáticas.
Según sus fuentes de información, Ravan no tenía inclinaciones hacia él o hacia Félix, lo que significaba que podría ser persuadido o sometido, sin embargo, sus conversaciones con el hombre resultaron ser extremadamente difíciles.
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