—Los demonios tomaron un asiento mejor para disminuir la tensión en la habitación. Los ojos de Lucifer estaban oscuros y su ira no podía desaparecer de su mirada. Se encontró con las cenizas de Ian y se quedó sin palabras, tambaleándose cayendo en el agujero del shock y no podía salir de él. Belcebú permaneció callado tanto como Maroon y los demás.
—¿Y esto es? —Elisa fue quien preguntó al ver a Lilith. Cuando sus miradas se encontraron, de repente un escalofrío se deslizó bajo la piel de Lilith. Había algo en la mirada de Elisa que marcaba una diferencia impactante en comparación con su mirada habitual. Era más fría y despiadada.
—Ella es mi esposa —Maroon fue quien habló con cortesía ya que podía sentir la misma presión sobre Elisa que le recordaba la primera vez que vio a Ian. Era una presión que podía empujar a una persona hacia el rincón. —Lilith Salyn.
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