—El castigo te ha sido impuesto, mil años es tu castigo —recriminó el Cielo—. ¿Por qué aún quieres oponerte al Cielo, Lucifer?
—¿No lo dijiste también a Elisa antes, Cielo? Que el tiempo es lo que se necesita para olvidar el odio. Simplemente para mí mil años no fueron suficientes —respondió Lucifer—. Por eso, no pude despedirme de la persona que he querido ver —una tristeza momentánea se insinuó en las palabras de Lucifer pero no fue lo suficientemente larga para que fuera dolorosa—. ¿Sabes dónde está Gabriel?
—No lo he visto desde hace doscientos años —arqueó sus cejas el Cielo.
—Ya veo —murmuró Lucifer con una leve sonrisa—. Qué lástima —dijo mientras su expresión contaba lo contrario de sus palabras.
—¿Qué estás planeando buscando a Gabriel? —preguntó el Cielo porque nunca había habido un momento en el que Lucifer preguntara acerca de alguien sin tener algo en mente como un plan.
Support your favorite authors and translators in webnovel.com