Después de dejar a Aureus al cuidado de Erlos, Draven no tardó en ocuparse del importante trabajo que se había propuesto hacer.
Informar al clan Águila Divina de la existencia de Aureus.
Para los descendientes de las bestias divinas, era natural que el poder divino en su linaje se disipara generación tras generación. Por eso la existencia de un águila dorada era como un milagro para el clan, y era de máxima prioridad informarles sobre la aparición de tal persona en el reino. Además, Aureus no era un águila cualquiera: era el hijo de Myra.
Había alguien que necesitaba conocer a Aureus más que nadie.
Draven tenía que informar a Morpheus antes de que todo su clan rodeara a Aureus. Le debía al menos eso. Draven sabía dónde encontraría a Morpheus en este momento y desapareció de su estudio.
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