Gewen tiene que decir adiós

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Maxim leyó la carta del Duque Lance Goodwin y frunció el ceño. Luego dobló la carta y la guardó en su bolsillo.

Contrario a lo que el alcalde esperaba, el rey no se alteró ni se angustió por el hecho de que dos de sus cuñados hubieran colaborado con el enemigo, una gran fuerza del otro lado del océano para derrocar su gobierno.

Maxim permaneció tranquilo y no mostró ningún cambio de expresión. ¿Por qué? Porque realmente no le importaba.

De hecho, había tomado el trono de Summeria para poder utilizar los recursos que obtenía al ser el rey para buscar a Emmelyn y ayudarla.

Ahora que se había dado cuenta de que todo había sido en vano, Maxim ya no tenía más deseos de mantener el trono. Simplemente dejaría que sus hermanas lucharan entre ellas por el poder.

Él llevaría a su madre a un lugar seguro y aseguraría que sus últimos días los pasara en felicidad. Todos los médicos reales ya le habían dicho que ella no viviría mucho tiempo.