Emmelyn estaba sorprendida cuando vio que el capitán del grupo no se inclinaba ante ella al llegar. ¿Acaso no me reconoce? se preguntaba.
—Oye... Me alegra que estés aquí —le dijo. Emmelyn quería pedirle al hombre que fuera a buscar al matón a casa de la Señora Adler, pero para su sorpresa, el capitán levantó la mano e hizo señas a sus soldados para que arrestaran a Emmelyn.
—¡Eh! ¿¡Qué haces??! —Emmelyn estaba tan sorprendida que saltó del carruaje por reflejo y desenvainó la espada que guardaba en el asiento del cochero—. ¡Ni se te ocurra tocarme!
—Mi señora, debe soltar su espada y venir con nosotros. Ni siquiera piense en resistirse inútilmente porque nos han ordenado que no la perdonemos si se resiste al arresto —dijo el capitán fríamente.
No había emoción en su rostro y eso en realidad hizo que Emmelyn se preocupara. Este hombre parecía alguien sin corazón.
—¿Quién te ordenó que me arrestaras? —preguntó al capitán—. ¿No sabes quién soy?
สนับสนุนนักเขียนและนักแปลคนโปรดของคุณใน webnovel.com