Al ver el desafío en sus ojos y cómo se acercaba a ella con pasos decididos, Alicia se mantuvo firme mientras esperaba ver qué quería hacer esta vez.
Cuando Harold llegó a donde ella estaba, se detuvo al notar la desafiante postura de ella. En lugar de cargarla sobre su hombro como había planeado, decidió probar un enfoque diferente.
Inhaló profundamente. —Solo para que quede claro, no hay lugar en este reino donde puedas esconderte de mí. Y si quiero hacerte daño, no necesitaré llevarte a algún lugar oculto para hacerlo. Cualquier lugar sería suficiente para mí. Así que huir es inútil —dijo Harold, mirándola desde arriba.
Escuchándolo, Alicia tragó nerviosa. Podía decir por la mirada en sus ojos que él no estaba simplemente fanfarroneando. Había oído que mató a su hermano y que el rey tenía demasiado miedo de él para castigarlo. Debía tener cuidado.
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